domingo, 20 de septiembre de 2009

un poema de Al Berto

rasgo el melancólico fuego interior de los insectos
cruzo la sabiduría de las interminables arenas del sueño
soy el último habitante de la parte mitológica de las ciudades

a veces consigo despertarme
sacio la sed con tu sombra para que nada me persiga
tejo el capullo de cocaína me oculto en la miel de la lengua
me acuerdo... fuimos dos amigos y un perro sin nombre
recorriendo la noche estelar de otros cuerpos

pero ya me duelen las venas cuando te llamo
el corazón oxidado enjauló la voluntad de amarte
los dedos dejaron profundas ausencias sobre el rostro
y los días son pequeñas manchas de color sin nadie

me quedó este cuerpo sin tiempo fotografiado a la sombra de la casa
donde la memoria se rompe con los objetos y amarillea en el papel
poco o nada recuerdo de mí
en tiempos escribí un diario perdido en una mudanza
sigo mi soliloquio con el miedo la visión breve de estos huesos
suspendidos en el corazón de la noche por un hilo de sal

partir de nuevo sería olvidar todo
incluso al ave que por la mañana viene a dar alas a la boca reciente del sueño
pero decidí quedarme aquí mirando sin pasión la basura de los espejos
donde la vida y los barcos se cubren de lodo

paso la noche en este cuerpo delgado espero la catástrofe
basta con mantenerme inmóvil y mirar lo que fui en la fotografía
no... no volveré a suicidarme
por lo menos esta noche estoy lejos de desear la eternidad








[de El último habitante, 1983]

12 comentarios:

rubén m. dijo...

De nuevo coincidimos siamésmente en nuestros respectivos espacios, esta vez trayendo a dos artistas marginales pero que escapan de los cerrados cánones del "realismo sucio", a través de un lenguaje mucho más complejo y palpable.

Berto es un poeta muy interesante y -aunque no me guste usar este tipo de palabras- muy "auténtico", en poemas como éste consigue hipnotizar con esa mezcla de tópicos (el mar, la nostalgia) cruzados con un halo de delirio a lo Rimbaud y con referencias a su experiencia marginal.

El final me encanta.

un abrazo

raúl quinto dijo...

rubén,

este espacio mío se parece cada vez más a un desierto, la gente o pasa de puntillas o directamente ya no viene por aquí.Tú nunca faltas a la cita, merci.

Es verdad que Al Berto es un poeta mayúsculo, y "auténtico" no es un adjetivo desacertado ni mucho menos, este poema en concreto para mí es un prodigio por cómo mezcla las imágenes con el pulso narrativo... en fin, lo has descrito a las mil maravillas.
Y el final es buenísimo, y el principio,etc.

un abrazo siamés.

Ana Hidalgo dijo...

indudablemente, hay poetas que destacan por su autenticidad, los grandes poetas son poetas "auténticos", pero obviamente no autenticidad entendida como que hay una correspondencia entre lo que el autor escribe y sus peripecias biográficas, sino una autenticidad que significa que cuando el poeta escribe la palabra "dolor" la palabra es el dolor.

Ya tenía marcado a Al Berto en mi lista de lecturas pendientes, espero leerlo pronto.

Un beso.

p.d- No pensaba decir esto, pero al final he decidido confesarlo: hay una cosa que me molesta de este autor, este autor del que sólo he leído un par de poemas y que tengo apuntado para leer próximamente, y lo que me molesta es su nombre. "Al berto", joder, es que no suena serio, y lo peor es cuando descubrí que no era su nombre real sino un pseudónimo, pues ya podría haber escogido otro...

raúl quinto dijo...

ana,

la verdad es que el seudónimo es muy absurdo, pero bueno, le quita un poco de solemnidad al poeta, lo cual no es malo. Me ha encantado tu definición de "auténtico", das en la diana. Yo creo que este poema debe ser auténtico, por como se me clavó dentro y empezó a girar desde el momento en que lo leí.

un saludo.

Stalker dijo...

El bueno de Al, una vez más... Hay versos increíbles pero la alusión a la cocaína (o a cualquier otro tipo de drogas) me echa para atrás a estas alturas. Demasiada poesía se sostiene sobre el remendado e insaciable malditismo. La poesía donde abundan los suicidios, las drogas, la mierda y el esperma es tan cansada como la que se enfanga en transparencias, cenizas, luces, etc.

Ya sé que Al Berto no va por ahí pero yo lo despojaría de esos arrebatos pueriles en que incurre de vez en cuando.

Y ahora que habláis de la autenticidad, me gustaría iniciar una serie de poemas no auténticos... Me es cada vez más difícil entender qué es ser auténtico, pero me gusta mucho la definición de Ana, sí señor.

Raúl, no sientas que esto se va despoblando, hombre. Son rachas, simplemente. Además, tampoco te veo muy activo por los blogs que suelo frecuentar. También ellos (o ellas) pueden pensar que su casa se está desertificando inexorablemente.

abrazos

PD: Doy fe de que Rubén es un ser admirablemente cuadrúpedo y rubicundo. Nada que ver con la sombría imagen de marca que pretende proyectar ;)

raúl quinto dijo...

stalker,

en el caso de Al Berto esas menciones "malditas" que dices no me suenan impostadas como sí en tantos y tantos, esa es otra de las cosas que lo hacen auténtico. Hay mucha, demasiada gente, que escribe como si fueran beats o bukowskis sin tener en su alforjas la autenticidad de estos, sus vivencias, su porqué. Al Berto es una conjunción de cosas, entre otras, esa veriente un poco lumpen a la que no tarda en remedar con su talento extraordinario. Se puede hablar desde el lado salvaje de la vida sin necesidad de escribir como Bukowski o como David González. Eso creo y eso me demuestra este portugués.

En cuanto a lo del despoblamiento es algo que voy notando paulatinamente, no es un lamento sino una certificación de un hecho objetivo. No sabía además que pasabas lista en los blogs que frecuentas (¿frecuento?). Estás demasiado pluriempleado.

Por cierto, conozco a rubén hace años y sé de buena tinta que apenas supera la animalidad por un par de rasgos mal apuntados, espero que no te mordiera al verte como acostumbra.

un abrazo.

Sara Castelar Lorca dijo...

Es gratificante descubrir que hoy día se escriben textos que van más allá de la "planicie poética" a la que se nos está acostumbrando. No conocía a este autor, me ha sorprendido leer un texto que deja el espacio necesario al lector para identificarse en él, espacio, a mi modo de ver, imprescindible.
Coincido con Stalker en que excesivas alusiones malditistas restan enjundia a textos que pueden sostenerse perfectamente sin ellas, sobre todo cuando el autor usa, tan acertadamente, el lenguaje poético.
Un placer pasar y descubrir.

raúl quinto dijo...

Sara,

Al Berto es una veta muy fertil para escavar, da mucho con sólo prestarle un poco nuestros ojos. Y abundando tanto en lo que dice Stalker como tú,l sobre el malditismo... coincido en que a veces es exasperante esa superficialidad y pura pose con la que muchos lo acogen,pero es verdad que hay gente que consume cocaína y gente qeu vive en los arrabales del mundo, saber tratar ese material con dignidad y talante, como en mi opinión hace Al Berto, es digno de alabanza. No cometamos tampoco el error de pensar que hay territorios menos poéticos que otros.


Un placer verte por aquí.

Arturo Borra dijo...

Fijate Raúl que condensación y extensión no son en absoluto incompatibles, a pesar del prejuicio estético que identifica lo primero con la brevedad. Este poema es un excelente ejemplo de ello: se extiende y conmueve, en esas "interminables arenas del sueño", rodeadas de soledad.
En poemas así la intimidad (el dolor de las venas, el corazón oxidado) no parece cortada a la imagen de la impostura. Ana lo decía: cuando la palabra "dolor" es dolor aparece algo "auténtico", en la medida que no caigamos en esa metafísica de la autenticidad tan cara al existencialismo. En cualquier caso, me parece que el poema nos toca porque está herido y, aunque recuerde un aire "malditista" tan de moda en estos tiempos, supera con creces todo lo que se escucha por ahí.

Un abrazo,
Arturo

PD: A pesar del desierto aparente varios nos pasamos por aquí cada tanto y disfrutamos viendo cómo debatís con Stalker y Rubén, entre otros.

raúl quinto dijo...

arturo,

tal vez el ser almeriense me hace ver desiertos en todos lados,tomo nota.Poema herido, poema que supura certidumbre, que es poderosamente humano y real, sin tener que ser realista, preciso, sin tener que ser breve. Poco más puedo añadir, a mí me encanta este texto, y si tiene notas "malditas" pues no dejan de ser piezas de un conjunto que sí tiene sentido y sí es auténtico. Al Berto no juega escribir como Bukowski, Al Berto es Al Berto y su torrencial talento.

un abrazo enorme.

Portinari dijo...

Raúl, espero que no pienses de los que llegamos tarde que te abandonamos, seguimos ahí leyendo tus múltiples voces, un poco a contratiempo a la hora de pronunciar las sílabas;)

Me gusta mucho este poema. Es delicado y a la vez potente. Imagino unas manos fabricando una flor de la nada. Una cara con las manos llenas de hollín, de haber urgado en las entrañas de una chimenea interior. Imagino un rostro, en blanco y negro, casi perfecto, excepto por lo de la palabra viejo que escupe su mirada.

Potente y delicado.

Gracias.

raúl quinto dijo...

portinari,

potente y delicado, como una fotografía cuarteada donde se adivina una mirada fiera.algo así, estoy contigo.

no desespero, ya dije que el desierto es un mal muy de mi tierra.

besos.