viernes, 26 de marzo de 2010

efecto dominó (seis)

palabras clave: de espaldas al espectador. ver la ciudad. ver el sueño borroso de la libertad. ver tu doble, truncado, hecho objeto. tormenta y niebla, cristal y granizo. ventana, abismo, espejo. camino de ida y vuelta al solipsismo. retrata las búsquedas, retrata el ojo como un signo más. romanticismo envasado al vacío. lo pintoresco, lo sublime, lo siniestro. mirar de espaldas a la nada absoluta: no hay rostro nunca en la otra cara del lienzo. caer por la ventana, arrojarse al abismo, quedarse por siempre convertido en un reflejo imposible.



GOETHE ASOMÁNDOSE A LA VÍA DEL CORSO (J.H.W. Tischbein) 1787




VIAJERO ANTE UN MAR DE NIEBLA (Gaspar Friedrich) 1818


RETRATO DE EDWARD JAMES (René Magritte) 1937

lunes, 22 de marzo de 2010

ALBADA DEL PARAGUAS ROJO (Jorie Graham)

De vuelta a casa escucho, en la cercanía del alba,
forjado y sellado en las alturas del aire,
el reclamo, inyectado en sangre,
de un cardenal - claridad de cascabel que aferra firme -
proyectando hacia fuera, con fuerza,
su acrílica interrogación pulverizada,
primero como una súbita puntada roja
y luego otra vez como el inicio de un argumento sedoso
que poco a poco se despliega.
Me detengo debajo, imprecisa
como permite el ocaso. La parafernalia de la escucha
se detiene debajo.
En todas las periferias, el destello -
como el roce de lo visible por la aspereza de la noche
hasta que los bordes crudos, hinchados, erizados, de las cosas
vuelvan a ser pulidos - el destello está a punto
de empezar - pero cómo me gustaría
que durase, narración invidente,
incultivada,
antes de que vuelva a encenderse,
orquestal, la cacofonía de los bordes
- bifurcados, convergentes -...
Es por ti - por nosotros - lo sé: debo escuchar con atención,
aunque para penetrar qué cosa -
mi conciencia de la escucha, secuela también del rojo,
mi deseo de parar por ti
una tos repentina
desde mi escondite
resquebraja
la soledad granular...
¿A dónde vamos, amigo?
Estoy en lo encarnado, voy con prisa hacia casa.
¿Dónde está la alegría - el oasis - la implacable opacidad brillante
que nos impide ver - reflejando, reflejando -?
Se van ligando los silencios alados que anticipan el alba.
El cansancio florece como un sendero, trazándome como vector.
Y entonces regresa el reclamo, azucarado al principio, luego monstruoso,
cuneiforme, como si hubiesen sacudido una cadena microscópica -
relámpago huesudo - inscripción invisible -
- o no, proyecta otro reclamo, casi idéntico,
- como la huella de una pezuña en los registros más altos -
a lo largo de los tejados - ¿hasta el parque? -
y otra vez el primero, en su bastión elevado a mi izquierda,
y otra vez un reclamo en respuesta, el ir y venir pulverizado, perfectamente
nombrado, con un abismo en derredor del arco - desarrugándolo todo -
ningún diálogo,
ninguna errancia,
tan sólo el cambio rojo que circula de ida y vuelta,
yo en el vasto romance de secuelas,
entre ellos un músculo apretado - reclamo y reclamo -
como la trayectoria de una bala donde nada se cruza,
sin desgarrar prenda alguna o invadir ningún cuerpo -

y al final un regusto, como de cenizas, en mi boca,
de tanto escuchar -









[de La errancia, 1997]

miércoles, 17 de marzo de 2010

de tebeos

Me gusta leer comics. No creo descubrirselo a nadie ahora. Tampoco quiero venderos la fanfarria de la dignidad de este arte, para mí es algo tan obvio que sobran las defensas. Me gustan los tebeos, y me gustan los tebeos buenos. Yo no sé si los que aquí suelen asomarse son o no son aficionados a este género. Si lo son seguramente los nombres que dé les resultarán demasiado familiares (a ellos les pido que me proporcionen más alimento, que me receten nuevas toxinas en formato viñeta, como favor).
El caso es que me apetecía recomendar algunas obras, algunos autores, y tributarle mi más sincero agradecimiento. Todas estas palabras están dentro de un bocadillo, como no podía ser de otra manera. Hoy día miércoles 17 quiero decir que he disfrutado, aprendido y crecido leyendo (¿es correcto usar este verbo cuando se habla de comics?) a Moebius, Hugo Pratt, Alan Moore, Neil Gaiman, Richard Burns, Grant Morrison, Art Spiegelman, Jason Lutes, Guido Crepax, Milo Manara, Edmond Baudoin, Dave MacKean, Alejandro Jodorowsky, Enki Bilal, Will Eisner, Quino, Daniel Clowes, Frank Miller, Robert Crumb y Francisco Ibáñez entre otros. Eso digo a esta hora, y sé que no miento.



sábado, 13 de marzo de 2010

una fotografía de Shirin Neshat


La escritura es una forma de defensa, es una piel, una telaraña, un cortocircuito en los sistemas del poder. La escritura es una forma de opresión, el lenguaje nos tiraniza. Las palabras descienden jerárquicamente de los poderosos, los que atan, los que obligan a ocultar la cascada de cabellos, la silueta de diosa. Las palabras son instrumento de los cielos. Las palabras son de carne y tierra. Ella es sólo un cuerpo. Su mirada es un instrumento quirúrgico. El fusil es el eje de simetrías de su mundo: a este lado la violencia, al otro el color del agua. La escritura coránica. La escritura en las paredes del pozo. La escritura y el fusil. Los ojos. Retratos de Irán. Pero me resisto a dejarlo ahí. La escritura en este blog. El fusil de este blog. Los ojos de este blog. Descargados. Algo me dice que el color negro de la fotografía está hecho a base de pólvora.

miércoles, 10 de marzo de 2010

un fragmento de un poema de Hart Crane

La queja nasal de la energía eleva un nuevo universo
en el que el borboteo de las columnas rastrea el cielo de la tarde.
Bajo las espigadas chimeneas de la central eléctrica
las estrellas irritan los ojos con proverbios de amoniaco,
nuevas verdades, nuevos indicios en el zumbido aterciopelado
de las dinamos que araña la traílla del oído...
La caligrafía de la energía -herida, refinada, devanada-
se dispone en correas sobre trepidantes carretes, espoleada
hacia el espeso consomé, la guarnecida jalea de los astros.
¿Hacia qué? El estallido del trueno nos parte
el oído por un instante, pero raudos en girantes armaduras,
brillantes como los ojos de una rana, girando en la cincha
de buches de acero, sujetos al eje, aprisionados
y enroscados con suma precisión, apiñados con mutuo júbilo
centellean los cojinetes... silenciosos y brillantes
en anillos lubricados de ciego éxtasis.









[de El puente, 1930]

viernes, 5 de marzo de 2010

LA DESPEDIDA (Remedios Varo)


Nos despedimos, pero no existe para siempre, no existe el nunca. Somos una misma cosa. El uno, el otro. Nuestros caminos pueden dispersarse como polvo bajo el vendaval. Podemos borrar las huellas del destierro. Lo que sea podemos hacer para perdernos, arrancarnos el tacto para no tocar más cuerpos. Podemos hundir la brújula en el lago, borrar las sílabas de nuestros nombres. Olvidar incluso el sabor de estas bocas. La humedad de la saliva. Podemos correr y escapar en direcciones contrarias, hasta el fin del mundo y de los tiempos. El siempre no es nada, el nunca no existe. Cuando lleguemos huyendo al infinito nos encontraremos frente a frente, uno dentro del otro, donde siempre hemos estado, de donde nunca hemos salido. Despedirse es mentira, el gato lo sabe.