domingo, 30 de enero de 2011

Idioteca en Madrid / Idioteca en El Síndrome Chéjov

Este martes 1 de febrero a las 19:30h presento Idioteca en Madrid. Será en la librería Traficantes de Sueños, del barrio de Lavapiés. Aquí os dejo la web donde podéis localizar la dirección y si todo va bien bichear la presentación online. El maestro de ceremonias será el escritor Javier Moreno, y procuraremos que nos acompañen la música y las imágenes que plagan el libro. Si la tecnología no nos juega una mala pasada.

Eso el martes. Mientras tanto os dejo un capítulo del libro que ha salido en El Síndrome Chéjov, ese blog que lleva Miguel Ángel Muñoz y que es indispensable para saber qué ocurre con el relato corto en este país. Ya, Idioteca no es relato corto; y algo de eso explico al comienzo de la entrada. Luego viene El limón de Itten, tal vez mi fragmento favorito del volumen. Si te apetece leerlo pincha AQUÍ. Espero que lo disfrutéis y espero que eso acabe convenciendo a alguno que otro de asomarse por Traficantes de Sueños

miércoles, 26 de enero de 2011

AL MUCHACHO ELIS (Georg Trakl)

Elis, cuando el mirlo en el negro bosque llama,
es tu declinar.
Tus labios beben el frescor de la fuente azul de las rocas.

Deja si tu frente sangra suave
antiguas leyendas
y el oscuro sentido del vuelo de las aves.

Pero tú entras con tiernos pasos en la noche
que cuelga cargada de uvas purpúreas,
y más bellos mueves los brazos en el azul.

Un espino suena
donde están tus ojos lunares.
Oh, hace tanto tiempo, Elis, que has muerto.

Tu cuerpo es un jacinto
en el que el monje hunde los céreos dedos.
Una negra gruta es nuestro silencio

de la que sale a veces un manso animal
y deja caer lentos los pesados párpados.
Sobre tus sienes gotea negro rocío,
el último oro de estrellas declinantes.






[de Sebastián en sueño, 1915]

martes, 25 de enero de 2011

Idioteca según Luis Bagué (en su blog)

El poeta y crítico Luis Bagué ha inaugurado su blog recientemente, es reconfortante que uno de los primeros libros de los que hable sea el mío. Diciendo esto:
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Idioteca (pasen y vean)

Leo, de un tirón, la Idioteca de Raúl Quinto. Recuerdo que hace poco Luis Magrinyà describía su Habitación doble como una “instalación narrativa”. La referencia viene al caso porque el último artefacto de Quinto se podría definir como una “instalación poética” o como una “performance literaria”. En el prólogo del libro, Alberto Santamaría habla de la plasticidad de las imágenes que Quinto proyecta en el lienzo de sus páginas y en la retina de sus lectores. Sin embargo, la hipnosis colectiva de Idioteca no solo se debe a los espectros culturales invocados ni a la peculiar alquimia verbal del autor. Los aquelarres pictóricos de Brueghel, los acordes visionarios de Sonic Youth, las peripecias animadas del Coyote y los monstruos soñados por la razón alucinada de Gordon Lewis, Lovecraft, Goya o Zeuxis de Heraclea demuestran que Scheherezade sigue devanando una y otra vez la madeja de sus mil y un relatos. En el museo de Idioteca conviven la memoria deductiva del ensayista, la mirada empírica del poeta y el pulso del narrador, ese croupier que siempre esconde un as (o un cuchillo) bajo la manga. A los visitantes de esta galería privada no les quedará más remedio que dejarse atrapar por el infinito juego de espejos orquestado por Raúl Quinto. Mientras tanto, apaguen los teléfonos móviles y permanezcan atentos.

Luis Bagué."

viernes, 21 de enero de 2011

CONVERTIRSE EN UNA CRISÁLIDA (Françoise Janicot)


Ella dice: mientras dure el poema durará la metamorfosis. Piensa que el aire es una mordaza mayor y que el pensamiento es un síntoma de debilidad. Que perderse dentro es encontrar la luz de las estrellas negras. En ningún cielo posible. Niguna estrategia. Convertirse en el poema mientras el poema dura. Desvanecer el rostro para dejar de ser alguien. Ella dice: mientras dure el rostro el aire será un estallido sordo de cristales. Dejar de ser ella y ser nadie. Respirar como respira el poema. Françoise Janicot decide tejer su violenta crisálida mientras suena el poema de la estridencia. Permite que la fotografíen, quiere establecer un icono de la duración. Quiere decir algo pero el silencio es demasiado estruendoso, sólo queda la imagen y esta grita su propio alfabeto indescifrable.

martes, 18 de enero de 2011

Idioteca según Alberto Santamaría (en su blog)

El prologuista escogió Idioteca como una de las novedades más sugestivas del pasado 2010. En este post. Aquí pego sus palabras:

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Idioteca (El gaviero), de Raúl Quinto. Vale. Aquí hice yo el prólogo, pero eso nada tiene que ver para sostener que es uno de los mejores de 2010. Quiero decir, de los que más me han gustado de 2010. ¿Por dónde empezar? Se trata de un libro alucinado y alucinante, pero en el sentido que le gustaba a José Hierro, es decir, como intromisión de elementos opuestos en un universo reconocible. ¿Qué universo pueden compartir Sonic Youth y Francisco de Goya? De eso se ocupa el museo fantasmal que nos ofrece Raúl Quinto. Dejo un fragmento del prólogo: “ONCE. Introducirse en esta Idioteca, que ahora tiene el lector entre sus manos, es como entrar en un viaje alucinado, en una fascinante conjunción de tiempos, en un museo sin paredes, en una furgoneta llena de pasado y presente, en un cine donde el Coyote protagoniza junto Brueghel una película gore, en donde alguien manda un mensaje en una botella, en donde Newton y William Blake son apariciones perfectamente trenzadas sobre un estadio de fútbol, en donde Nick Cave espera en alguna frontera, en donde Fuseli dibuja su pesadilla sobre la camilla en la que una mujer intenta dormir rodeada de electrodos, en donde… Podría leerse de múltiples formas este libro, y regresarse una y otra vez a él como quien regresa a un museo para ver de nuevo el mismo cuadro, aquél que ha visto tantas veces, y darse cuenta de que nunca es el mismo, o como el que ve de nuevo una vieja película —esa que ha visto ya varias veces— pero ante la cual siempre tiene la sensación de estar viendo otra cosa. Y sin embargo, lo que muta no es el objeto —el mismo siempre: el cuadro, la película, la imagen— sino el relato que nosotros creamos y en el cual nosotros nos miramos. Esto es la Idioteca: un relato entendido como una forma de mirar y habitar las imágenes.” Un libro que no dejará indiferente.
Alberto Santamaría."

viernes, 14 de enero de 2011

VIDEODROME

David Cronenberg es otro de esos directores imprescindibles en la conformación de mi identidad, de mis gustos, de mi forma de ver y hacer arte. Sería largo nombrar aquí todas las películas del canadiense que han removido mis entrañas, que han provocado mudanza en mí. Está Crash, por ejemplo, o El almuerzo desnudo. Hay como cuatro o cinco más. Y sobre todas ellas Videodrome (1983), el puesto 15 de mi lista. Enorme, monstruosa. El tema cronenbergiano por excelencia es la enfermedad y la deformación. Sobre lo que suele hablar es sobre los virus y la lepra. Aquí también. Aquí el virus que deforma, que nos enferma, que nos transforma hasta el delirio es la propia tecnología audiovisual. Es la televisión y el vídeo. Lo que vemos es lo que somos. El medio. El yo, su disolución. La ruptura entre el ser humano y la máquina, mejor dicho, la ruptura del ser humano en la máquina. Su hibridación. Somos también la tecnología que usamos y nos usa. No hay frontera entre el mundo que miramos y el mundo que vivimos. La carne vieja está obsoleta. Somos algo nuevo, el homo ciberneticus que alguien dijo, el ser posthumano. Creo que a pesar de que el vídeo ha prescrito como elemento tecnológico, todo aquello que plantea esta película no puede estar de más actualidad. Esto habla de lo que somos ahora, no hay compasión en el retrato. Tampoco hay respuestas.
En el primer vídeo os pido que llevéis el cursor hasta el minuto 4, allí comienza una de las escenas más explícitas y perturbadoras sobre la relación entre el mundo de los media y el mundo real. El segundo vídeo es justo el final de la película, absténganse aquellos enemigos del spoiler (aunque no es tal). Y no olvidéis gritar eso de ¡larga vida a la Nueva Carne!


y el final

miércoles, 12 de enero de 2011

L´ANNÈE DERNIÈRE À MARIENBAD

Es el momento de reiniciar la serie sobre las quince películas. Ahora le toca a la número 4: El año pasado en Marienbad (A.Resnais, 1961). Resnais es muy conocido por otra maravilla como Hiroshima mon amour, película que contiene uno de los comienzos más bellos y terribles de la historia del cine. Antes de adentrarse en el corazón de la lluvia negra postnuclear Resnais rodó este ejercicio cinematográfico de alto voltaje. Nada de concesiones. Marienbad es un mapa del misterio. Buscar alguna explicación siempe quedará en eso: una búsqueda, nunca un encuentro. Este es el mapa del misterio, la zona en penumbra donde el arte hace girar sus aspas. Es cierto que la película parte de La invención de Morel, de Bioy Casares, es cierto que el tema sobre el que parece orbitar la ¿trama? es la memoria. Más cierto es que lo mejor es entrar desarmado y dejarse arrastrar. Perderse, como indica su nombre, en el mapa del misterio. Cuando vi la película una sola palabra rondaba mi mente: hipnosis. Te introduce en una espiral, en una cinta de Moebius. Travellings, contraplanos, rostros de hielo, movimientos de hielo, la geometría helada de la arquitectura y los jardines, la geometría ardiente del lenguaje descompuesto, la música abisal de Francis Seyring. Hipnosis. Cinta de Moebius. Bucle. Una experiencia única. Porque el cine no es sólo narrar. Porque el cine también puede producir los mismos efectos, con herramientas similares, que un poema.



Y un trailer

domingo, 9 de enero de 2011

TORRE DE SAINT JACQUES (Brassai)


Hay un fantasma oculto en la piedra, la lluvia emborrona el cielo: gotas que se deslizan por el cristal de las gafas. Desde la torre se puede contemplar otra ciudad. Desde ahí la ciudad de las luces es la ciudad penumbra, la ciudad emborronada de sombra. Hay un fantasma que recorre las calles mojadas de París. Algo acelera su ruina y se detiene justo en el umbral del desmoronamiento. Algo parecido a un fantasma, a una sombra, a una verdad astillada. No hay fotos de ese instante. Pensemos que pudo haberlas. Que pudo Brassai, por ejemplo, revelar el corazón mustio de la bruma en el Sena, los brillos de las aceras húmedas, el silencio de cada piedra testigo. Brassai como radiografista. De acuerdo.Tiene Brassai los ojos turbios y París es un fantasma resbalando gota a gota por los cristales de mis gafas. La ciudad no se desmorona, la torre permanece intacta, la ruina sólo es una metáfora de algo que aquí no cabe.

miércoles, 5 de enero de 2011

Idioteca según Vicente Luis Mora (Diario de lecturas)

El escritor y crítico Vicente Luis Mora ha escrito en su blog estas palabra sobre Idioteca:


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Raúl Quinto, Idioteca; El Gaviero, Almería, 2010

Lanzarse a la representación es lanzarse al vacío. Tras dejar atrás el absurdo o al menos limitado intento de mímesis, el artista se encuentra con que ha abandonado lo real sin tener muy claro a dónde tiene que llegar. El texto “El limón de Itten” de Quinto explora ese hiato y apunta a la angustia como forma de sintetizar la experiencia del artista que da el salto y se expone a la caída de la representación. Frente a otras caídas metafísicas en lo real narradas por la filosofía occidental, Quinto se centra en la caída en lo irreal, o en esa nueva forma de realidad en que la obra de arte consiste. “Y donde digo arte se entienda que hablo también de literatura, de estas mismas palabras que ahora estoy escribiendo” (p. 78). El libro de Quinto es un elemento extraño, situable en un difícil lugar entre la escritura angélica y la infernal. Su género, si tiene alguno, es la distopía cultural, el momento en que un libro comienza a preguntarse, tomándose a sí mismo por ejemplo, sobre los límites de la representación y la muerte de la cultura, o la cultura de la muerte. De lo mejor del año que acaba.




Vicente Luis Mora"

domingo, 2 de enero de 2011

NADA (Francisco Ruiz Udiel)

Detengo la serie de entradas cinematográficas (volverán). Ha acabado 2010, un año que se llevó muchas cosas, como por ejemplo a La Garúa Ediciones, el proyecto editorial de Joan de la Vega en el que colaboré con entusiasmo, la crisis lo devoró. Una de los aciertos de este sello también fue uno de los motivos de su poca viabilidad: publicar a autores jóvenes centroamericanos (pensemos que el premiadísimo Jorge Galán asomó sus versos por primera vez en la antología Trilces Trópicos). En fin. En el número 27 de la colección de poesía publicamos Alguien me ve llorar en un sueño, del poeta nicaragüense Francisco Ruiz Udiel. Hace unas horas me enterado de que ha fallecido. Tenía 33 años. Y uno se queda un poco sin saber qué decir, cuando un poeta joven muere el idioma se queda un poco más mudo. Desde aquí mando un abrazo a Daniel Rodríguez Moya, que sé que eran muy amigos. Desde aquí sólo se me ocurre colgar uno de sus poemas, porque eso es lo que un poeta se merece: que lo lean.



NADA


Nada es una palabra
inventada por Dios
para escupir su desprecio.

Yo soy la palabra de Dios.




[de Alguien me ve llorar en un sueño, 2009]