viernes, 30 de enero de 2009

un poema de Guillermo Sucre

No en la cabeza, sus huesos frágiles,
su frente cuarteada por los soles,
sus ojos que hicieron amistad con pájaros y revelaciones.
Oscura trama que cada vez más el tiempo
va desanudando: no
aflojes allí la cuerda en vilo, no
dejes que allí estalle la astillada flor de sangre.
Permítele la claridad hasta el último día.
Que pueda ver la luz sobre cualquier tierra,
el florecimiento, las migraciones, la despojada sequía sobre cualquier tierra.
Que en la misteriosa, ávida extensión, entre
las deslumbrantes arboledas, descifre
sus astros, sus noches,
sus cenizas.






[de La vastedad, 1988]

miércoles, 28 de enero de 2009

La flor de la tortura en El Maquinista de la Generación (Rubén Martín)

El Maquinista de la Generación es una publicación semestral que depende de el Centro Cultural de la Generación del 27, dirigida por Aurora Luque y José Antonio Mesa Toé, conjugan los trabajos creativos con los ensayos y la crítica literaria, en el último número encontramos un especial sobre narrativa contemporánea andaluza, bastante interesante por lo que tiene de panorámica, también hay poemas inéditos de algunas poetas como María Salvador, Luna Miguel o Sofía Rhei. Y entre sus 160 páginas aparece la crítica sobre La flor de la tortura que os pongo abajo, la firma Rubén Martín, estupendo poeta y buen crítico, además de amigo y conocedor de los entresijos de la creación del libro. Advierto desde el comienzo lo de que es amigo, para que no haya suspicacias, ya sospecho yo mismo ;)
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"Premiado en el certamen internacional de poesía Francisco Villaespesa, La flor de la tortura es el tercer libro de Raúl Quinto. Después de Grietas (Dauro, 2002; reeditado por La Garúa en 2007) y La piel del vigilante (DVD, 2005), el poeta almeriense da un salto cuantitativo y cualitativo con una obra más extensa y arriesgada, sin duda su mejor trabajo hasta la fecha.

El título del libro nos remite por un lado a un poema de Leopoldo María Panero (de El último hombre, en concreto) y por otro a Las flores del mal. No es la única reminiscencia de la mítica obra de Baudelaire: al igual que ésta, La flor de la tortura comienza con una alocución al lector. “Quema este libro en tu mirada”, nos pide este primer verso, identificando –como muchas otras veces a lo largo del conjunto- el acto de lectura con la destrucción, una especie de sacrificio que deriva en la posibilidad de alcanzar una verdad: “y puede que existamos, / que la luz sea cierta”. Asimismo, este poema titulado “Sueño siamés” inicia la relación con un “tú” que será el protagonista de gran parte de los textos y que no debe identificarse con el llamado “tú testaferro” –trasunto del yo poético-, sino con el lector mismo. Relación que se concibe como un acto de transgresión al mismo tiempo erótica y violenta, que le fuerza a “asomarse a la grieta” de su propia identidad, “como en un beso / donde no hubiera más salida / que respirar a dentelladas”.

Félix Duque, en su ensayo Terror tras la postmodernidad (Abada, 2004), estableció una diferencia teórica entre el horror y el terror según la cual lo horrible es la impresión estética del asco y la repulsión, aunque integrable en un sistema de juicios de valor, por lo que no hace sino reforzar los criterios del “buen gusto” socialmente aceptados. En cambio, Duque define el terror como una categoría subversiva: “el sentimiento angustioso surgido de la combinación, inesperada y súbita, de lo sublime y lo siniestro”, de modo que obliga al receptor a enfrentarse “a lo inconmensurablemente distinto a él (…), sin posibilidad de domesticación”. Esta definición de terror se adecua, a nuestro juicio, a la estética de La flor de la tortura. Por un lado lo siniestro, perseguido en imágenes de insólita violencia (el cadáver fotografiado de “Cámara oscura”, los suicidios de “El agujero” y “Expressway to yr skull”, la “boca entreabierta que susurra ‘cáncer’´” de “Obsidiana”) que se desarrollan sin embargo en versos de calculada musicalidad –destaca el eneasílabo, de ritmo cortante-; y por otro, lo sublime, entendido no con la habitual connotación meliorativa sino en su significado original de “ruptura del límite”, en este caso el límite entre lector y autor (“la mano que te escribe / es parte de tu nombre”), pero también el que separa belleza y angustia, lenguaje y silencio, palabra y grito: “Con una cuerda de violín / secciona mi garganta // y transcribe el sonido / del aliento silbando / a través de la herida” (“Pentagrama”)

Esta búsqueda del límite –que le lleva a decir: “Di mi palabra y rómpeme”, invirtiendo una frase de Nietzsche- conduce inevitablemente a plantearse el problema del lenguaje. Éste (y los poemas que vertebra) es concebido como herramienta para el conocimiento de la realidad (“la herida no se cierra si la nombras / pero muestra su hondura”), así como una trampa que asfixia, oculta o niega. Resulta explícito un pasaje de “El interior del vértigo” donde el yo poético pretende “arrancar con los dientes / esta red extendida entre las cosas”, cercano a la idea lacaniana del lenguaje como malla que recubre lo Real terrorífico del trauma. Además, cuerpo y escritura se identifican a lo largo del libro, de modo que las numerosas imágenes de destrucción corpórea –mutilaciones, cirugías, autolesiones– cobran un doble sentido. No en vano La flor de la tortura se cierra con un poema dedicado a Harry Houdini, cuyo “truco final” no pretendemos desvelar, pero que decisivamente identifica la muerte del célebre mago escapista con el final definitivo del texto.

A modo de correlato, el poeta hace referencia también a algunas de las experiencias artísticas más extremas de la modernidad: los colour fields, la pintura de Malevich, las performances de Joseph Beuys y Günter Brus… y también a las obras literarias no menos radicales de Gottfried Benn (Morgue), Huidobro (Altazor) o Mallarmé, cuyo Coup de dés se convierte, mediante una metáfora de asombrosa precisión, en un juego de ruleta rusa –las seis caras del dado convertidas en las seis cámaras de un revólver –. Por otra parte, toda esta violencia del acto artístico se revela en el poemario como reflejo en miniatura de una violencia mucho mayor: la que la Historia ejerce sobre los individuos. Así, encontramos en La flor de una tortura una serie de poemas dedicados a algunos de los episodios más sangrientos del siglo XX, desde las masacres armenias de 1915 hasta el genocidio de Ruanda en los 90, pasando por la batalla de Stalingrado y la dictadura de la junta militar en Argentina. Se establece de este modo una turbadora analogía entre las obras maestras del Arte y las mayores pesadillas de la Historia, haciendo de lo metapoético una cuestión política y viceversa. En estos fragmentos históricos Raúl Quinto consigue algunos de los momentos más poderosos del libro, retratando en su espantosa intensidad la tortura y la guerra, al mismo tiempo que plantea (sea ésta o no la intención del autor) una dura cuestión moral: ¿hasta qué punto es lícito obtener o producir un goce estético tomando como referente unos hechos tan atroces? La respuesta queda en manos de los lectores, que difícilmente quedarán indiferentes ante estos poemas.

En un panorama poético que aún juzga como un valor positivo la falta de ambición intelectual y la búsqueda, a veces sonrojante, de la simpatía del lector, una obra como La flor de la tortura supone casi una provocación. Pero al mismo tiempo, resulta esperanzador que editoriales y jurados apuesten por trabajos como éste, capaz de poner en cuestión algunos de los referentes estéticos que se dan por presupuestos en la lírica, mientras consigue destellos de inquietante belleza."


Rubén Martín

domingo, 25 de enero de 2009

Benny descubre lo que se siente, de EL VÍDEO DE BENNY (Michael Haneke)



La mayoría de las personas del primer mundo percibimos la violencia a través de los medios de comunicación. La violencia es otro simulacro más en la pantalla. Un simulacro, una sombra, una nada, que resbala por nuestros ojos con la misma intensidad que la lluvia o que un anuncio de lavadoras. Cuando la violencia y la muerte se vaporizan, podemos pasar a través de ellas sin mancharnos. Lo vemos, pero estamos inmunizados, no lo somos. Continuamos sin más, incluso lo que observamos en el mundo real parece teñido de brillo catódico. Incluso la realidad palidece. El espectáculo, lo real como género de ficción. La teoría de los espejos. Rómpelos. Al borde de cada fragmento está el mundo, desnudo. Haneke propone colocar un espejo delante de otro, un simulacro dentro de otro, mirándose de frente, hasta que salta hecho añicos. No es una denuncia de la violencia, es una traduccón del código que la enmascara. Una ironía, el emperador desnudo y cubierto de sangre.

viernes, 23 de enero de 2009

dos poemas de Anise Koltz

Soy judía con ellos

Sus sufrimientos
se inscriben en mi sangre
y coagulan

En mi alféizar
sus cenizas se posan
aún hoy

Cada noche me ahogo bajo las toneladas
de sus cabellos rapados


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Soy palestina con ellos

Su dolor
pico de pelícano
se ha clavado en mi pecho

En mis arterias
se acumulan sus piedras
otro muro
de lamentación





[de Bendita sea la serpiente, 2004]


Que las treguas de barro no nos hagan cerrar los ojos, ni olvidar.

miércoles, 21 de enero de 2009

VALS DE BALLENAS (Mercromina) y la flor en Málaga

Amigos, lectores, náufragos que habéis sido arrastrados hasta aquí por vete a saber qué corriente cibernética. Este jueves 22 de enero estaré en Málaga presentando La flor de la tortura. Será a las 19h en la librería Prometeo. Hará de hada madrina en la ceremonia la poeta María Eloy García. Espero veros a alguno por ahí.



Y para amenizar la espera os dejo un vídeo de los Mercromina en directo durante su última gira. A mí me privan esta gente. Soy un enfermo surfinbichiano, para entendernos. Cuando tocaron por última vez en Granada, yo estaba en la ciudad, creo que era mi cumpleaños, creo que se murió Juan Pablo II. Sé que lo celebré en un cuarto de la mejor manera que se puede celebrar algo. Y mientras, sonaba en Planta Baja este vals de ballenas...

lunes, 19 de enero de 2009

VIEJO DESNUDO AL SOL (Mariano Fortuny)


Si uno mira atentamente las costuras del aire puede percibir como se van descosiendo poco a poco, dejando nuestra respiración desnuda, a merced del tiempo. Si uno mira fijamente un espejo, un escaparate del paseo, por ejemplo, nuestro reflejo en él mientras el sol desenvuelve su madeja obscena, entonces, si entorna los ojos puede verse despojado, desheredado de su propia carne embustera. Somos esto. Somos sólo esto. Y es la maravilla sentir el cálido vaho del sol sobre el torso desnudo, desnudo de todo lo que ya no significa nada. Desnudo del yo y sus circustancias, sin nombres propios ni adjetivos que nos ciñan. Así quisiera estar esta mañana nublada. En el umbral del fin, desnudo, al sol.

sábado, 17 de enero de 2009

A MI MADRE (REIVINDACIÓN DE UNA HERMOSURA) (Leopoldo María Panero)

Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)







[de Poemas del manicomio de Mondragón, 1987]




Uno de los poemas más bellos que recuerdo haber leído nunca. Seguro que muchos lo conocéis ya, pero siempre es buen momento para reivindicar cualquier tipo de hermosura.

jueves, 15 de enero de 2009

cosas varias

Hoy jueves, en el meridiano de la semana. Cuando hay mercadillo en mi pueblo. En el día que escogió el infiltrado anarquista de la novela de Chesterton. Cuando Cristo quedó a cenar con unos amigos y la velada acabó en tragedia (como la vida misma). Jueves de Júpiter. Todas esas cosas que son jueves, nada de miércoles de ceniza o martes de carnaval. Jueves. Hoy. Ya está. Stop. Soooo.


Digo que hoy toca comentar alguna que otra novedad de los últimos tiempos donde podréis encontrar algún poema de este hombre que no era jueves que soy yo mismo. Por ejemplo, el último número de la revista electrónica Huebra, publicación que llevan entre otros el escritor Manuel Moya, y que en este último lance va dedicada al cine. Hay cosas muy interesantes en ella. Y también está mi poema a la Jane de París, Texas. El del homenaje que le hicimos el año pasado a la película y que narré ya este vértigo que leéis, creo. Aquí tenéis la secuencia, leed desde abajo a arriba ;)


Y la otra novedad con poema, es que salió ya a la venta la antología que recopila a los participantes del II Recital Chilango andaluz, una idea articulada por Iván Vergara y Javier Villaseñor, que pretende hermanar mediante la poesía las naciones chilanga (en México) y andaluza (en España). Aparece mi poema El informador (de La piel del vigilante). Bueno, pues por medio de esa plataforma fui en 2007 a Sevilla a leer en el pub Perro Andaluz, en una noche curiosa de poesía y bar, mezcla casi perfecta. La antología está bellamente editada por el Cangrejo Pistolero. Esta editorial independiente sevillana realiza unos libros de poesía ilustrados muy bonitos, ya han publicado varias antologías y poemarios como el de Carmen Camacho (Arrojada, 2007) o el doble debut del poeta cordobés Nacho Montoto (Mi memoria es un tobogán/Espacios insostenibles, 2008). En fin, proyectos muy interesantes y necesarios, concebidos desde la lateralidad y los márgenes para ir ampliando el campo de acción y visión de la poesía en estas tierras. Mi apoyo a la plataforma chilanga-andaluza y a El Cangrejo Pistolero, sus autores y su filosofía. Y todo eso en jueves.

martes, 13 de enero de 2009

un poema de Ada Salas

La tarde es una larga conspiración de sombras.
Alza voces remotas. Asalta la morada
de los ídolos. Incendia un corazón
como un paisaje. Arrasa anega
ciega



y la noche al acecho.




[de La sed, 1997]

lunes, 12 de enero de 2009

DOS ESQUELETOS DISPUTÁNDOSE UN ARENQUE (James Ensor)


Un arenque. Un trozo de nada. La tierra, polvo entre la manos. Más nada. Las líneas de los mapas, los agujeros, cráteres de la luna y las bombas. Un hambre distinto. Un hambre voraz. El miedo del hueso al hueso. El miedo de la luz al fuego. Miedo del miedo al miedo. Más que todo. Un trozo de miedo. La tierra, el polvo sucio de la nada. Las líneas de la mano del miedo, los dibujos de genna en los pómulos. Muros, candelabros, centenares de coches colapsando las entradas de Ciudad de Gaza, abarrotando los supermercados de Tel Aviv. Arenques. Tierra. Miedo. Hueso contra hueso. Un día más, allí, en decenas de sitios invisibles. Dentro de ti y de mí.

miércoles, 7 de enero de 2009

SALTO AL VACÍO (Yves Klein)



Otra vez Klein. Otra vez el vacío. Un salto. Ninguna parte. Esto irremisiblemente es el arte, la literatura. Sin red. El salto. El aire. El vértigo. La caída. El sonido del hueso chocando contra el asfalto. El instante en que todo eso queda cautivo para siempre, congelado en una forma, una idea, un susurro frente al espejo. Esto es. Mira: Klein salta al vacío, se la juega en una calle gris de la ciudad gris, hasta el límite de sí mismo. Mientras, la vida le da la espalda en bicicleta.

lunes, 5 de enero de 2009

dos poemas de Juan Manuel Romero

Antes de que comenzaran estas vacaciones que ya van languideciendo, tuvimos otra sesión del Aula de poesía. Esas cosas que dan vidilla a esta ciudad. Para cerrar el año llamaron al poeta sevillano Juan Manuel Romero. Fue el último ganador del premio joven de Radio 3. Después de él el premio desapareció. Mala suerte, ya no nos podemos presentar. Las Invasiones (DVD, 2006) mostraban ya un poeta que dominaba el oficio y se atrevía explorar las afueras de lo obvio. Con Hasta Mañana (Pre-textos, 2008) a mí por lo menos terminó de convencerme. Para mí es uno de los mejores libros de nueva poesía del año. Además tuve la suerte de tomarme un par de cervezas con él, buen autor, buen tipo también. Os pongo dos poemas de ese libro último para que veáis de qué hablo:
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FRAGMENTOS


Tengo un vaso en las manos.

Tras comer en silencio, tú te has ido a dormir.

El vaso estalla.
Los trozos de cristal, hundidos en el agua
del fregadero, cortan.

Lo inesperado
se convierte en un vaso
que se quiebra en el agua.

Al fondo,
todo lo que se rompe antes de tiempo:
nosotros, esta noche.

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SEQUÍA (Blanchot)


El arroyo se seca
y va quedando sólo un sendero deshecho
con restos de agua pútrida
en los recodos,

como a un cadáver que trasladan
de una cama a otra,
o como la carrera del viejo en el andén
con pasos de humo
igual que todo lo que ya no vuelve.

Soy una parte de lo que se agota,
maleza de mí mismo,
un ciego que, asustado, encendiese una lámpara.








los dos son [de Hasta Mañana, 2008]

sábado, 3 de enero de 2009

La flor de la tortura en Poesíadigital (José Manuel Pons)

PoesíaDigital es una de las páginas web de más solera si de poesía en España hablamos, y de las más visitadas también. Sus diferentes secciones articulan una revista bastante interesante: reflexiones sobre diversos aspectos de la poesía, poemas inéditos, interesantísimas entrevistas, reseñas críticas, escaparate de novedades editoriales... en fin, como veis, una publicación muy trabajada y seria, y a la que hay que echar un vistazo cada primero de mes. Uno siempre se puede encontrar sorpresas en ella. En este número de enero nos encontramos entre otras cosas una reseña de La flor de la tortura, escrita por José Manuel Pons (profesor y crítico literario nacido en Elche en 1975. Se licenció en Filología Hispánica en 1998. Ha publicado varios ensayos críticos sobre la obra de Cassinos-Asséns y Domingo Ródenas.). Como no todo pueden ser flores para la flor, este viaje toca recibir mordiscos. Si se me hinchaba el pecho con las críticas postivas ahora no tengo más remedio que agachar el lomo para recibir unos cuantos azotes. Aquí les adjunto la reseña, juzguen ustedes:
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LA TRAGEDIA

Hay muchos modos de conocimiento, maneras en que la verdad se da a conocer, hablando en sentido metafísico -si se me permite el término-, que el hombre ha ido descubriendo o utilizando a lo largo de la historia, y que responden al anhelo por el fundamento de la verdad que inquieta en lo más hondo de su persona. Una de esas fuentes de conocimiento ha sido, desde el principio mismo, "lo trágico" y, junto a él, "la salvación", la promesa y consecución de una meta de sosiego. Lo característico de esta manera de saber es considerar siempre lo que acontece desde una perspectiva desmesurada. En este sentido pertenece al ámbito de lo sublime, compartiendo con él propiedades que no hay que dejar de tener en cuenta para su adecuada valoración. No se puede entender "lo trágico" si no se comprende que nace en la persona como respuesta subjetiva, y si no se admite que no es el único modo de conocimiento que existe, ya que esencial al saber trágico es, entre otras cosas, la disociación de la verdad: hay tragedia precisamente por el conflicto que se da entre dos poderes verdaderos. Ambas coordenadas es bueno tenerlas en cuenta para descargar de exclusividad un conocimiento que no agota la verdad y que sacrifica, sin embargo, algo extraordinario de la persona: la sublimidad humana en estado de naturaleza. Se puede tener experiencia de lo terrible y espantoso, con un conocimiento en nada inferior al alcanzado por el saber trágico, y mantener el ánimo de la vida sereno, sin ser alterado por luchas u obstinados desafíos. Creo que ésta es una alternativa más inteligente, con una incidencia mayor tanto para la persona como para la sociedad. Sirva, pues, de aviso a los navegantes de los mares de la violencia en al arte, tan en boga desde hace no mucho tiempo.

La flor de la tortura pertenece a esta tradición de lo trágico, siendo éste uno de sus méritos mayores. Si la tragedia pone de relieve la grandeza del hombre llevando las posibilidades humanas hasta el extremo y sucumbiendo conscientemente por ello; si su proceso consiste en revelar la verdad y sus límites en todo lo que obra, Raúl Quinto sigue su estela. Nos da en esta obra una propedéutica en la que sólo falta la infinitud propia de lo incomprensible, lo cual no es poca cosa si admitimos que es el paso necesario para que, escapando de la miseria, se alcance la tragedia. Es ésta una de las muchas razones por las que en el cristianismo no puede haber verdadera tragedia. Para el cristiano lo esencial nunca aparecerá en la tragedia. La redención ya se ha dado y se renueva cada vez a través de la gracia. Quinto no recurre al Dios cristiano para superar la tragedia, ni a la visión mítica de los dioses grecolatinos, ni tampoco a la absoluta ordenación ontológica de los dramas indios, sino que ancla sus esperanzas en la idea de una naturaleza humana verdadera. Ahora bien, ¿en qué consiste esta naturaleza y cuál es su fundamento? No es el propósito de La flor de la tortura y, por tanto no se explica. El autor se centra más en grabar a fuego la imagen del dolor y en explicitar sus enseñanzas. Quizá aquí esté uno de los problemas de esta obra: la misma naturaleza de las experiencias del dolor las hace intransmisibles y obliga a vivirlas personalmente y hasta el final.

Raúl Quinto ha escrito un libro bello en el dolor, todavía deudor de los modos de decir del siglo XX, más cercano al intelectualismo "surrealista" del manierismo que al expresionismo barroco, en el que la violencia no es un modo gratuito de repetición de fórmulas, sino una forma eficaz de releer y drenar información. No en vano el correlato objetivo del que se sirve es tanto el arte representado por Günter Bruss, Edith Södergran, el color-field painting, Dream Theater, Sonic Youth, Joy Division, Leopoldo María Panero, entre otros, como diferentes momentos sangrientos de la historia de la humanidad. A diferencia de Haneke, al que se ha querido comparar, Quinto no denuncia la violencia que podemos encontrar incluso en estadios de cultura extremadamente desarrollados, como se evidencia en La pianista del director austriaco, sino que intenta devolverle su verdadero sentido. Para ello, se sirve de todo un campo semántico y de un conjunto de imágenes con este valor connotativo de agresividad. Los poemas están salpicados de escombros, de tormentas, de cuchillos, de espejos rotos, de sombras, de disparos, de silencios, de dolor… pero también de belleza, sobre la base, las más de las veces, de un ilogicismo lingüístico absolutamente coherente con el pensamiento explicitado. Son poemas en que predomina el florilegio verbal comiéndose la página, en que el vacío resalta más detrás de la actitud explícita de llamar la atención. Sin embargo, contrasta con ellos una pequeña serie de poemas de absoluta sobriedad verbal, que suponen un verdadero acierto, así como el uso que hace Quinto del "tú" interlocutor al que se dirigen estos versos. Del mismo modo, cabe celebrar la reflexión metapoética que sustenta muchos de los poemas de este libro, y que espero que el autor desarrolle plenamente para conseguir desembarazarse del lastre finisecular que todavía le acompaña, porque es verdad que el cáncer ya se extiende / hasta la matriz misma del lenguaje. "

José Manuel Pons

jueves, 1 de enero de 2009

CIELO PARA UN MAR (Mahmud Darwish)


Ya estamos en 2009, es un dato contrastable. Mi primera entrada del año tiene relación con el que acabamos de dejar, porque las heridas no las cierran doce uvas. El horror sigue sucediendo. Ya veis. Sigo hablando de Palestina. En 2008 murió el poeta Mahmud Darwish. Había nacido en 1942 en la región de Galilea y su vida fue un continuo exilio, un destierro por etapas, en sus últimos tiempos consiguió cierta estabilidad dentro de la fantasmagoría del Estado Palestino, en Cisjordania. En agosto murió, como dejando más desamparado a su pueblo, más solo, como ahora, entre las bombas. Dicen que Darwish es uno de los principales poetas árabes del siglo XX, yo no tengo ni idea a ese respecto, puede que lo sea, lo que sí confirmo es que era capaz de escribir poemas maravillosos, que en su mano la belleza se sentía consolada. Un poema os pongo, a la memoria del poeta, a la celebración de la vida más allá de las alambradas y las negras culatas de las metralletas, un poco de Palestina cubierta de pétalos y sombras de pájaros blancos. Y, claro, feliz año 2009 para todos los que seguís este blog, que la vida os trate bien y que la amnesia no borre las huellas de los que nos precedieron.

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CIELO PARA UN MAR

Cielo para un mar. Cielo para que la hija de la mariposa dibuje una madre, cielo para una silla.
Me reconcilio conmigo, aunque el jazmín se retrase. Me reconcilio con el domingo.
Haré descender de tu mano el río para que se desnude y sepa cómo el rayo de sol se torna cuerpo.
Alejaré de ti mi brazo para hacer sentar sobre tus manos, cual niño, esta belleza definitiva.
Cielo para un mar. Mar para la tapia del jardín. Este día es un lecho para mi boda.
Las palomas se posan sobre las insignias del militar. Una enamorada escapa de su amante para tomar un fragmento de sol.
Hoy te amo como nunca te había amado. Espumo la ola del jazmín.
¿Hay algo en la tierra sino la paz?¿Hay algo en la gente sino la alegría? Me reconcilio conmigo
y todos los pueblos entran en los elogios de mi vino… en los olivos de mi arco.
¿Pueden morir los pájaros de plata en un día como este? ¿Puede alguien morir?




[de Menos rosas, 1986]