viernes, 28 de agosto de 2009

LA MUSA (Anna Ajmátova)

Cuando es noche entrada y espero que llegue,
me parece la vida pendiente de un hilo.
Gloria, juventud, libertad quedan pálidas
ante ella, que trae una flauta en la mano.

Entró. Al quitarse el velo
me miró fijamente. ¿Eres tú
-le pregunto- quien dictaba
a Dante su Infierno? Y responde: - Yo.






[1924]

15 comentarios:

Esther Cabrales dijo...

Me encanta su perfil, su nariz perfectamente imperfecta y su dulce desasosiego.

raúl quinto dijo...

¿mi perfil? ¿el de la Ajmátova?¿el de su musa terrible?

Esther Cabrales dijo...

¡El tuyo no, Santo Cielo! de hecho no conozco tu perfil. Me refiero al de ella, que por cierto, añado a mi antología personal de corto y pego con tijeras y pegamento de barra.

raúl quinto dijo...

anna ajmátova tiene que estar en todas las antologías, sobre todo en las de tijeras y pegamento de barra. Y sí que tiene un perfil sugerente, fuera de coñas ya. Imagina cómo habrá de ser ese perfil de la musa oculta bajo el velo...

Esther Cabrales dijo...

imagino que más que musa, diosa.

Juan Manuel Macías dijo...

Es una imagen tremendamente evocadora en su simpleza. Suele decirse que la musa o la diosa a quien Homero llama al comienzo de sus dos poemas no es otra que la memoria. Tal vez la memoria colectiva. Como escibió Borges, es cambiar una mitología por otra, y cuánto más seductora la primera.
Estoy de acuerdo, la Ajmátova tiene que estar en todas partes.
Abrazo.

raúl quinto dijo...

juan manuel,


la memoria como humus del que brota la creación, no estaba desacertado Homero. No creo que nadie ahora piense que la inspiración es algo externo al propio artista,pero esa memoria colectiva de la que todos participamos sí puede ser una explicación razonable. Gracias por esa puntualización.

un abrazo.

Portinari dijo...

Hermoso texto, y sugerente musa, aquella del velo...

Percibo una curiosa confusión de personalidades, pero quizás la llevo yo insertada en mi sangre y por eso la veo.

Gracias por acercar este texto, Raúl.

Látigo Verde dijo...

Increíble, Ajmátova.
Hace poco la releía.
Besos!

raúl quinto dijo...

Portinari,

¿dónde reside esa confusión de personalidades? la sangre es siempre un buen termómetro para el arte. saludos.




martha,

buena relectura, hay conexión ajmatoviana.

Portinari dijo...

"Entró. Al quitarse el velo
me miró fijamente. ¿Eres tú
-le pregunto- quien dictaba
a Dante su Infierno? Y responde: - Yo."

Aquí Raúl, está la confusión. Para mí la musa es la poeta. Ella misma es la otra.
Están a un acento de distancia, fíjate:

"Entró. Al quitarse el velo
me miró fijamente. ¿Eres tú
-le preguntÓ- quien dictaba
a Dante su Infierno? Y responde: - Yo."

Por otra parte... cómo será esa musa. No puedo imaginármela si no como la poeta. Igual que un espejo. Igual que un doble.

Saludo sanguíneo Raúl.

raúl quinto dijo...

incluso sin esa tilde podría ser ella ante un espejo, al fin y al cabo anna escribió su particular infierno.

rubén m. dijo...

Sí que escribió su propio Infierno la Ajmátova, por eso este poema resulta tan inquietante, por premonitorio. Un improvisado mosaico hemos formado sin pretenderlo, tú con Anna y yo con Osip, y Dante presidiendo desde su mandorla: Mandelstam por lo visto era capaz de recitar larguísimos fragmentos de la Divina Comedia en italiano de memoria, y Ajmátova cuenta que en una de las visitas que hizo a su casa ella le recitó a su vez unos versos del Purgatorio y él se echó a llorar. Le preguntó que le pasaba y respondió: "Nada. Esos versos, y tu voz". Eso ocurrió más o menos por la fecha de este poema, en los años 20, cuando todavía no había llegado el Terror y lo demás.

un gran abrazo

Portinari dijo...

Sí... las tildes poca distancia pueden hacer, pero por un momento mi parte de raciocinio me engañó, haciéndome caer en la cuenta de que, al fin y al cabo, venían a ser lo mismo, con o sin esa tilde como demostración.
El infierno, el reflejo, y el cuerpo, son lo mismo. Hijos de la misma sangre.
(¿Dónde puedo encontrar más poemas de Anna Ajmátova de recomendable traducción?)

raúl quinto dijo...

rubén,

una conexión siameso-soviética más. Esas veladas en las que "la poesía era lo más importante del mundo" debían ser maravillosas, estaría bien asomarse por un agujero de la historia y espiar aunque sólo fuera un momento esos encuentros de titanes. En cuanto al infierno de Anna , Ossip y tantos otros, qué decir, hasta las utopias transformadoras del hombre tienen su reverso tenebroso, tenebrosamente humano.

Pero existe la poesía para sobrellevarlo y para sobrevivirlo.








Portinari,

hace poco sacaron, creo, una edición de bolsillo de la traducción de Olvido García Valdés hizo de poemas de Anna junto a la tampoco desdeñable Marina Tsvetáyeva. El Canto y la ceniza, es el título, y si la edición de bolsillo es fruto de imaginación siempre puedes pillar la de Galaxia Gutenberg.