Regreso a la lista de las quince películas, ahora con la número 3. El Espejo (1975, A. Tarkovski) tal vez la película más hermosa que haya visto jamás. Imagino que si Pasolini tenía razón en aquella distinción entre cine-prosa y cine-poesía no podrá haber mejor ejemplo de lo segundo que este. La lógica interna es la de un poema, el efecto en el espectador es el mismo. El argumento, que lo hay, deviene algo secundario ante la potencia evocadora de las imágenes y el juego metafórico y anímico que propone. El Espejo habla de la memoria, de ese puzzle incierto sobre el que construimos nuestra identidad, y como tal se resquebraja, flota, se mueve sobre un resbaladizo magma al que nos empuja una y otra vez. Son necesarios unos ojos distintos a los habituales para ver esto, seguramente, más claro es aún que nuestros ojos nunca serán los mismos después de verlo. Escribo poemas para provocar síntomas parecidos a los que a mí me produce El espejo. Sé que sus herramientas son las mismas y que apunta al mismo corazón del cerebro al que tiento. No sé si me acerco, Zerkalo da lleno. Como otras obras de Tarkovski: pienso sin ir más lejos en el final de Solaris (puede que el más inquietante que recuerde) o en la belleza arrebatada de Stalker. Pero El Espejo es mi favorita, hubo una época que veía todas las tardes algún fragmento, como quien se pone Bach de fondo. Amo esta película y una de las razones es la escena que cuelgo. Hay más. Tenéis que verla.
4 comentarios:
Quien no entre en Zerkalo nunca sabrá hasta dónde puede llegar el cine
poema que es derrumbe íntimo y salvación en un mismo gesto
belleza desanestesiante, trepanación
un abrazo
es un territorio necesario, responde a una íntima necesidad, tal vez desconocida pero que todos tenemos. Imagino que se trata de la turbulencia de la belleza y sus aristas.
un abrazo.
totalmente de acurdo amigo vi la secuencia tres veces y antes de una semana de catarsis emocional importante.gracias hermano. adolfo.
ps.la vere
cuando la veas entera ya me cuentas en qué desemboca tu catarsis.
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