Quedo expuesto, vendido, abandonado a la inercia de ser. Disuelto, cosificado. No tiene cara el deseo ni su fosilización, no tiene rostro lo imposible. Anota un número más en tu cuaderno, deletrea el trauma, el sueño, el hielo. Mírame, este soy yo. Te miro y lo que veo me seduce: caigo niebla adentro. Escaparates, mentes retorcidas como hierros tras una explosión, como cuerpos tras un incendio. Miro el muñeco y pienso en Birkenau, y en un espantapájaros, y en la terrible soledad de estar dentro de uno. En que es imposible besar un rostro vacío. En que también hay un monolito antiguo pulverizándose en la punta de los dedos. Una estela con tu nombre y el mío. Y el dolor y la indiferencia como testigos. Así, catalogado, etiquetado. Lo que es es. Lo que no puede ser no puede ser. La ruina es un efecto del amanecer.
13 comentarios:
Todo un descubrimiento Benefiel, algo acaba de moverse. Gracias por traerlo.
ana,
siglos hace que no te veo, ni digital ni analógicamente, espero vaya todo bien. Gracias por volver.
Casi hipnotizada por el texto, lectura tras lectura, me dejo llevar por esa composición geométrica, ese trazado de número, que tras obviar un orden lógico, resuelven con suma precisión lo que no está escrito.
Como una herida cristalina, el peso que representa ese silencio, la soledad adherida a un nombre. Y la niebla, al fin y al cabo, se evapora. Puede dejar, como un surco en la tierra, la huella de algo que tiembla. Otra voz, otra respuesta. Quizá, un estremecimiento que te da la mano. Y te abre otra puerta.
Besos,
y abrazos.
qué maravilla entrar aquí y encontrar este regalo en forma de poema, lucita. que no cese la hipnosis.
producción presentada, transformada y transmitida. eso es tu blog. eso es un placer.
sólo se me puede acusar, marco, de tener unos visitantes con los ojos necesarios para ver las cosas que se (me) presentan
otro interior vertiginoso,inquietante mudo y necesario´!
Como siempre indagando en el vertigo del alma humana hnob eres grande besos adolfo
Inquietante, duro, crudo este trabajo de Benefiel. Te deja desarmado. el texto como de costumbre traza nuevos orificios en esa superficie aparentemente maciza, silenciosa. Autschwitz, la mercancía, el número, el rostro embozado. Impresionante.
adolfo,
de vez en cuando nos vienen bien chapuzones de oscuridad, así es más sencillo mirar al centro, mantener el equilibrio cuando todo, siempre, se mueve.
rubén,
la serie de los muñecos de Benefiel es una mina a explorar, un laberinto de confusión extremadamente humano, abosolutamente loco como su creador. Creo que puede resultarte un viaje fructífero.
saludos.
Obra muy fuerte y para seguir indagando, en efecto. Abrir los ojos ante lo imposible. Ser esa ruina cada día más.
Gracias
ser esa ruina y apuntalarla en el reconocimiento
Precioso relato,
saludos.
muchas gracias, chica de las siglas :)
Publicar un comentario