sábado, 23 de mayo de 2009

un poema de César Vallejo

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encotradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...







[de Poemas humanos]

26 comentarios:

Stalker dijo...

¡Grande!

Todo un clásico deslumbrante...

raúl quinto dijo...

sí que es verdad...

@SusVersiva dijo...

Potente combinación que destaca tanto el afecto del que comprende como su fealdad recriminable. Es "grande", como dice Stalker, y es muy "de verdad", como podría haber dicho Raúl. Gracias por traérnoslo.

raúl quinto dijo...

susana, bienvenida al interior del vértigo, pásate por aquí cuando quieras y tómate algo. Este poema de Vallejo resume muchas cosas, mucho sobre lo que tristemente es el hombre pero en el fondo...

@SusVersiva dijo...

El hombre es de por sí tan contradictorio, que sólo un poema lo podría encerrar. Un poema de uno de los grandes, claro.

Te voy siguiendo, aunque calladita, desde hace tiempo, Raúl. Como verás, ya que acabas de aterrizar por el Cajón, os tengo linkados tanto a Stalker como a ti entre mis recomendados. Disfruto como una niña con vuestras voces implacables. Así que, a estas horas, me tomo un martini y brindo con vosotros por las (grandes, enooormes) letras!

Un abrazo, y gracias por tu cálida bienvenida!

Cristian dijo...

emocionado


perfectas...

raúl quinto dijo...

susana, no tienes porqué seguir callada a partir de ahora, esta es ya tu casa.

raúl quinto dijo...

bienvenido, cristian.

Ana Hidalgo dijo...

vallejo en los poemas humanos es la ternura, las paradojas de la ternura (lo siento, va a ser verdad que las paradojas me obsesionan), el sentido del humor y su empatía y afecto, el contraste con posiblidad y puerta, el humano junto a otro humano.

me ha gustado mucho releer este poema. es un buen, muy buen poema para compartir. este poema tiene rito de poema para compartir. aparte, vallejo para mí es algo especial, quizá porque es paradójico y tierno.

gracias raúl. y un besito de domingo a las 9 de la mañana :)

Stalker dijo...

Me gustaría saber más de las paradojas de la ternura, porque para mí la ternura es una evidencia que contradice toda paradoja. Paradojas puede haber en el amor, en el sexo, en todo aquello que implica mercantilización sentimental, pero en la verdadera ternura no pueden darse las paradojas de los monopolios afectivos y las depredaciones encubiertas.

Quizá apunto en otro sentido, claro

abrazos

@SusVersiva dijo...

Qué interesante se está poniendo esto!

No sé, yo creo que entonces habría que cuestionarse si existe la "verdadera ternura", la que no espera nada a cambio. Quizás en el amor m(p)aterno-filial. O si lo que sentimos como ternura, más o menos verdadera, no es más que la parte amable de esa misma paradoja.

Mira que es difícil aprender a amar, soltar los lastres de todo egoísmo y recibir sin más. Adaptarse al sosiego pasional. O bien aceptar que la paradoja no es tal, porque forma parte de su esencia...

raúl quinto dijo...

ana, estos poemas humanos lo son de verdad, destacaría también como gran virtud la oralidad de los mismos pues funcionan asombosamente en ese registro... imagínatelos con acento peruano...


las nueve,un domingo... eso sí que es una paradoja...

Stalker dijo...

Susana: yo sí creo que existe esa ternura verdadera. Algo que se da sin esperar nada a cambio, algo que no se entiende en términos de inversión (el animal humano invierte en amistad, invierte para fraguar vínculos tribales que lo preserven de la intemperie, invierte para sobrevivir y construir cotos vedados en los que investirse de una máscara).

De hecho, he llegado a pensar que sólo el regalo y el robo nos marginan (poniéndonos en los márgenes) de ese tráfico incesante de energías afectivas con que invertimos en las redes de intercambio. La ternura sería un espacio de subversión que erosiona la tentación de ejercer el monopolio de los afectos. ¡Y ya me estoy repitiendo!

Me has dado una idea para una entrada sobre "Les coeurs tendres" (los corazones tiernos), de Jacques Brel, que habla de algo parecido.

Qué bueno tirar del hilo, así...



Raúl, mi paradoja dominical ha empezado a las ocho de la mañana.

Un día de estos, cuando te despiertes tarde y te mofes de los que madrugamos, te vas a encontrar una generosa cabeza de caballo, te lo digo yo que de eso entiendo...

salute

@SusVersiva dijo...

Genial: ¡la subversión de la ternura! (también 'la tentación erosionada') ¿Lo vas a usar como título de tu post de Brel? ;o) Stalker, piensas en forma de verso. Es fantástico.

Ojalá tengas razón, y conservemos esa parcela limpia de las "tentaciones". Tantas veces me he preguntado de mí o de personas próximas si somos capaces de esa entrega sin ni siquiera atrevernos a desear ser amados, ser deseados o al menos valorados. Nunca acierto a contestarme de forma categórica (de hecho, jamás lo hago, con ninguna pregunta, ¡qué desastre!), pero me planteo esbozos impúdicos de respuesta. Como nos debe de pasar a todos, yo me vivo como eminentemente generosa en mis no-lazos afectivos, pero no pocas veces me planteo si no es porque mi mente sí es generosa conmigo y con mi cachito de autoestima, y aparta de sí todo lo feo que tiene la tentación a la que te refieres, la de poseer.

Algo así como dice aquella canción (más o menos): no pondré cadenas a las patas de tu cama, pero si amanece y no estás conmigo, todo es desastre.
¿Estaremos condenados a desear despertar ternuras sin paradojas? ¿Es eso posible en todos los estadios del ser humano? ¿Nos da vértigo mirarnos el interior?(qué bonito nombre para un blog!!)

Y ya que estamos, y mientras Raúl no se arrepienta de haberme invitado a hablar, diré que mi jornada dominical ha amanecido hoy a las impresentables 6 de la mañana. Por suerte, a media mañana me he podido "regalar" (o "robar", que vete tú a saber) una siestita matinal que me ha dejado estupenda, tremendamente dispuesta para uno de esos deliciosos vermuts de domingo, sin ninguna prisa, con el reposo aún instalado dentro...

Aunque a mí este tema (y sus contradicciones) ya me despertó materia para un post, lo doy por no agotado. Amenazo con seguir preguntándome a poco que Raúl o Stalker me hagan un huequito ;o)

Gracias. Es una maravilla dejarse fluir en cuestra compañía! Un abrazo

Ana Hidalgo dijo...

stalker, para mí la paradoja es precisamente la violación de la racionalidad del mercado, por eso digo que la paradoja tiene mucho que ver con la ternura. El mercado, es decir el sistema, es lo coherente, lo rígido, lo impermeable, el lugar donde no cabe la contaminación ni la vacilación, y para mí la paradoja es contaminación e incoherencia. También creo que el amor es paradójico, no pienso que sea un monopolio afectivo sino él único espacio donde podemos ejercer la entrega, el único espacio donde podemos manifestar nuestra incoherencia y torpeza, nuestras manos entregando con amor toda nuestra nada -entregar la nada es algo hermoso y paradójico-. Y que el sexo -o de manera más general, el placer- es un arma contra la organización mercantil de la vida como un tiempo lineal, un tiempo cuadrado y coherente. En el sexo -o en el placer- el tiempo no es lineal sino incoherente, como si el tiempo balbuceara.

raúl quinto dijo...

estoy encantado con vuestro debate, muy interesante e inteligente, me gusta y comparto esa idea de que en el placer el tiempo pierde consistencia (no sólo en el sexual, aunque en este es más evidente). soy más mezquino tal vez en mis ideas sobre lo que es el ser humano incluso cuando se entrega incondicionalmente, y creo que en el fondo siempre lo hacemos por alguna dosis de egoísmo. No es algo malo en sí, pero no creo en el desinterés absoluto, las cosas siempre se hacen o se sienten para obtener algún tipo de recompensa, aunque esa recompensa sea la certeza de la nada o el orgullo interior de no haber recibido nada, esas cosas nos hacen estar bien con nosotros mismos y eso es lo que buscamos... un comercio interior humano podríamos decir, lo contrario me suena a utopía orientalista.

Pero claro, es mi opinión. Perdonad que no conteste a todos como debiera pero mientras que ustedes madrugan este domingo yo lo uso para escribir como un condenado (idioteces varias, ya saben)... ¿es eso trabajo o escusa?

abrazos

@SusVersiva dijo...

Es cierto, qué debate tan encantador! Ana, me ha gustado mucho tu imagen del tiempo balbuceando. Enfrascados en pasiones carnales o más espirituales, es cierto que el tiempo "balbucea", y se estira o se encoge como una goma de mascar.

Raúl, estoy totalmente de acuerdo contigo. Esa opción del que no espera nada para confortarse o conciliarse consigo mismo... qué razón tienes. Me hace pensar en aquello de que a veces amamos a alguien porque amamos cómo somos cuando estamos con ese alguien.

No sé si es malo o no en sí. Desde luego, nos devuelve una imagen del ser humano algo más oscura que la que se infiere de la 'ternura absoluta'. Sea como sea, si es que es de una manera, la suerte es que sea compatible entregarse, dar, ofrecerse, conformándose con la única recompensa de sentirnos mejor con nosotros mismos o bien siguiendo un instinto puramente altruista. Al cabo, llegar a admirarnos, llegar a hacer de nosotros alguien que podría ser digno de ser amado por nosotros mismos, no es poca cosa, ¿no?

Un abrazo

Arturo Borra dijo...

Siento especial cercanía con Vallejo... toda su humanidad sangrante, toda su verdad desgarrada.
Considerando que estos Poemas humanos me han conmovido cada vez que vuelvo a ellos -más que cualquier otra de sus obras, inclusive Trilce, formalmente más osado- siemplemente agradezco que lo traigas a escena, y así sigamos emocionándonos.
Va un abrazo,
Arturo

raúl quinto dijo...

susana, un buen amigo mío tenía una frase estupenda que vale para resumir todo eso de lo hablamos:

"te amo, porque a tu lado soy perfecto".

en el fondo se trata de eso, y no creo haga al ser humano peor, si da y otro recibe, qué importa el motivo último.

raúl quinto dijo...

arturo, estos poemas de Vallejo son más humanos, valga la redundancia, no quiere decir q Trilce (obra maestra) no lo sea, pero estos son más cercanos e inmediatos, e igual de resolutivos. Me alegra mucho q a ti también te emocione.

abrazos.

Anónimo dijo...

RAUL GRACIAS POR TODO.
HAS COLGADO UN VERSO QUE DEFINE EL ESTADO DE MI ALMA Y SER PERFECTO SI ERES GRANDE!
HNO AUNQUE SEA POLITICAMENTE INCORRECTO DIRE QUE ESTOY DE ACUERDO CONTIGO EN EL DEBATE Y ESO QUE DEFINES NO ES OTRO COSA QUE AMOR EN EL SENTIDO MAS EXTENSO E INTENSO DEL TERMINO

PRECIOSA Y CERTERA LA FRASE DE TU AMIGO
LO QUE STALKER LLAMA TERNURA ES AMOR
HERMANO TE QUIERO!ABRAZOS ADOLFO

raúl quinto dijo...

adolfo, tú sí que eres grande, más aún que esas mayúsculas que te definen.

un gran abrazo!

@SusVersiva dijo...

Raúl, esa frase de tu amigo es fantástica. En todo caso, quizás le añadiría "todo lo perfecto que puedo llegar a ser".

Pero sí, amando -gratis o esperando recompensas- es como podemos sacar lo mejor de nosotros mismos. Y rompiendo amores es como acostumbran a salir todas las miserias. Somos suficientemente volubles para que, como el Vallejo que tenemos dentro, "odiemos con afecto" al ser humano...

Un abrazo

Stalker dijo...

Muy sabrosos comentarios, compañeros.

En mi caso, Ana, no me refería al amor, al sexo, o a la dosis de ternura que incluyen. Me refería a otro tipo de ternura, ajena a esos requerimientos.

Una ternura que sería una modalidad domesticada de la compasión, del compadecerse (no en el sentido judeocristiano). Compartiría con la compasión el vuelco hacia el otro, el abrir el surco del otro, pero en sí misma constituiría una "categoría ontológica" propia. Vaciamiento en el otro para auscultar su respiración y clavarnos al instante como raras mariposas.

O algo así...

El entusiasmo de Susana es maravilloso.

Y no digamos de Adolfo. Eres un CRACK, TÍO!!!

rubén m. dijo...

Me ha encantado la reflexión de Ana acerca del sexo y el placer como ruptura del tiempo, "como si el tiempo balbuceara". No es de extrañar que el mercado -el imperio del tiempo como capital- intente contínuamente meter las zarpas ahí, vivimos rodeados de estímulos pseudosexuales a través de la publicidad.

Ya dije por ahí que me parecía que Vallejo es a la gente de nuestra generación lo que Antonio Machado al "mundo viejuno", esa figura humana que nos duele cuando la leemos, como si leyéramos al hombre, no a la obra.

Por cierto, este fabuloso poema lo cantó Diamanda Galás en su disco "Defixiones, will and testament". Con acento griego-peruano. También la "Fuga de la muerte" de Celan, aunque ahí se pasó de ambiciosa: no llega. Pero aún así ese disco hay que escucharlo.

rubén m. dijo...

Error: el poema de Vallejo que canta la Galás es "Epístola a los transeúntes", de ese mismo libro.

El que ha colgado Raúl me gusta más aún, es uno de mis favoritos. "El hombre es lóbrego mamífero y tose...". Qué grande.