domingo, 22 de febrero de 2009

un poema de Anna Ajmátova

No, no sabemos despedirnos.
Hombro con hombro, seguimos caminando.
Ya empieza a caer la noche.
Yo, silenciosa; tú pensativo.

Entramos en la iglesia, vemos
bodas, funerales, bautizos.
Sin mirarnos, salimos: ¿por qué
somos tan distintos de los otros?

O nos sentamos sobre la nieve pisada,
en el cementerio, y suspiramos dulcemente.
Con un palito dibujas palacios
donde estaremos juntos siempre.




[1917]

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un precioso poema para uno de esos domingos por la tarde aburridos. Un saludo.

Carmen G. de la Cueva dijo...

los domingos son el mejor dia de la semana para leer, escribir, pasear y no aburrirse, no?

Uno de los libros que me he comprado en una libreria de viejo enorme del DF es de Ajmátova:

EL POETA

¡Piensas que esto es trabajo-
esta vida despreocupada!:
escucharle a la música algo
y decirlo tuyo como si nada.

Y el ajeno scherzo juguetón
meterlo en versos mañosos,
jurar que el pobre corazón
gime en campos luminosos.

Y escucharle al bosque alguna cosa
y a los pinos taciturnos ver
mientras la cortina brumosa
de niebla se alza por doquier.

Tomo lejos a mi vera
-sin sentir culpa a mi turno-
un poco de la vida artera
y el resto al silencio nocturno.

Son las 11h aún en el defectuoso. Llueve.

raúl quinto dijo...

javier, hacia tiempo que no te dejabas caer por aquí. Me alegra que te haya gustado el poema. Pásate más a menudo.

raúl quinto dijo...

lulú, sí que tenía razón la Ajmátova, qué pinche de trabajo es ese de ser poeta, ¿auscultar qué sombras? anda y que se pongan en un tajo de verdad tantas palabricas y palabricas... :P

gracias por el poema.

Stalker dijo...

Ajmátova es de mis poetas preferidas...

Es curioso que un verso se interrogue por la diferencia... cuando en el fondo todos somos iguales, y la guillotina del mundo nos eclipsa a todos por igual.

El hombre es un triste animal...

Anónimo dijo...

De "Fabulosas narraciones por historias":

"Pero es que una mala novela necesitaba, al menos, dos años de plena dedicación, aunque normalmente se consumían quince. Que no atribuyera el reportero, añadiría, a la mera casualidad que casi todos los artistas de su generación fueran poetas. A esas edades se tenían tantos novios y novias, tantos amigos, tantas ganas de divertirse, de beber, de irse de putas, que muy pocos estaban dispuestos a quedarse quince años en casa para escribir una novela."

raúl quinto dijo...

stalker, tienes buen gusto con eso de las poetas, en general.. en el fondo todos somos iguales, sí, pero aún suspiro por creerme distinto de Rouco Varela o de Ramoncín, serán matices, pero son un mundo...

raúl quinto dijo...

tomás, no seré yo quien le quite la razón al bueno de antonio orejudo, no seré yo...