domingo, 25 de enero de 2009

Benny descubre lo que se siente, de EL VÍDEO DE BENNY (Michael Haneke)



La mayoría de las personas del primer mundo percibimos la violencia a través de los medios de comunicación. La violencia es otro simulacro más en la pantalla. Un simulacro, una sombra, una nada, que resbala por nuestros ojos con la misma intensidad que la lluvia o que un anuncio de lavadoras. Cuando la violencia y la muerte se vaporizan, podemos pasar a través de ellas sin mancharnos. Lo vemos, pero estamos inmunizados, no lo somos. Continuamos sin más, incluso lo que observamos en el mundo real parece teñido de brillo catódico. Incluso la realidad palidece. El espectáculo, lo real como género de ficción. La teoría de los espejos. Rómpelos. Al borde de cada fragmento está el mundo, desnudo. Haneke propone colocar un espejo delante de otro, un simulacro dentro de otro, mirándose de frente, hasta que salta hecho añicos. No es una denuncia de la violencia, es una traduccón del código que la enmascara. Una ironía, el emperador desnudo y cubierto de sangre.

25 comentarios:

Stalker dijo...

Brutal escena, sin duda, que presagia cosas que se verán, un poco más tarde, en Funny Games...

La violencia carece de cuerpo porque la realidad se desrealiza y la ficción se vuelve real, hay una interpenetración que hace ilegible el código. Haneke hace presente el cuerpo de la violencia, lo personifica en toda su crudeza, y denuncia nuestra condición de voyeurs.

Buena entrada...

Juan Manuel Gil dijo...

qué tal esa presentación, amigo. malaga city. estás desaparecido. o soy yo.

raúl quinto dijo...

para empezar ya tenemos a Arno Frisch, con él la violencia siempre tendrá un punto glacial...

somos voyeurs, ciertamente, incluso cuando miramos películas como estas que nos abren los ojos, las disfrutamos como un malsano espectáculo de ficción, exactamente igual que el accidente de tráfico que presenciamos en la carretera, todo en nuestros días ha pasado a ser re-presentación, incluso lo fortuito de la realidad en directo se convierte en producto elaborado. El estado natural de los acontecimientos es ya el audiovisual. Todo ese rollo, también, del simulacro que decía el difunto Baudrillard...

Posiblemente los medicamentos que me estoy tomando ya estén interactuando fatalmente.

un violento abrazo

raúl quinto dijo...

Juanma, la presentación estuvo muy apañada, y las cañas de después también fueron divertidas, ya conoces a María Eloy, una fuerza viva de la naturaleza.

Entre una cosa y otra no hemos coincidido, cierto, ¡y eso que ahora somos vecinos!... a ver si quedamos o nos vemos en algún acto infame y te doy esa antología amarilla que te pertenece.

un abrazo!

Anónimo dijo...

De pequeña habia mas movimiento de señoras a la iglesia, ahora..ya les he perdido la pista!!!

de nada, por la recomendacion, para mi es todo un placer!!

besos enormespr

raúl quinto dijo...

las iglesias deberían poner más vino y que el pan fuera con jamón serrano y aceite y tostadico, ya verías como crecía el índice de asistentes...

Anónimo dijo...

no es mala idea....la verdad, yo me apuntaria la primera, jaja umm ese pan calentito con jamon, jeje

Pablo López Carballo dijo...

Con vino y jamón yo me confesaría todos los días y si encima ponen esas tostas andaluzas con el tomate y el aceite (como las echo de menos!) no saldría de misa. ¿Iría a una inauguración si no hubiera vino? creo que no...

Carmen G. de la Cueva dijo...

Para mi ignorancia, no conocía la escena, pero unida a tu texto es como si pasease por el "interior del vértigo". Tu discurso no deja de sorprenderme y me gusta.

Tu no eras el escritor de Haneke? Eso decían por ahí...tienes todo lo necesario para traducir imágenes y descubrirnos el lenguaje de los simulacros.

Stalker dijo...

Raúl Quinto, el negro que le escribe los guiones a Haneke. ¡Qué bueno!!!

Yo se los escribo a Lars von Trier y así se salen las películas :)

raúl quinto dijo...

luci y pablo, es cuestión de incoar una escisión del cristianismo por ese terreno, conozco varios personajes que podrían ser perfectamente los profetas del tema..

raúl quinto dijo...

lulú, El vídeo de Benny es una película que debes ver, puro Haneke, una mirada despiadada a la familia burguesa y sus convencionalismos, y por supuesto la violencia, el simulacro...

y sí es verdad que me han comparado con el austriaco, y descomparado también, no seré yo quien niegue nada...


stalker, pensaba que eras el negro de Mariano Ozores... jejeje

Stalker dijo...

perdón, quería decir "Así le salen"...

Y anda que no nos lo hemos pasado bien Paco (Martínez Soria) y yo escribiendo guiones para el buen Mariano. También participé en el guión de Hostal Royal Manzanares, con los excelentes resultados que todos conocen.

:)

Anónimo dijo...

yo me apuntaria a esa escision del cristianismo, con fe incluida, que ya es mucho dar...

el guionista, el negro de Haneke, umm ya te preguntare ciertas dudas existenciales respecto a sus peliculas...que no me quedaron claras en su momento :)

por cierto, te he dejado cosas en tu correo..

besos

Marco Antonio Raya dijo...

a mí, haneke (sobre todo en este tipo de secuencias) siempre me recuerda a la escena de la tortura desde la ventana en la sodoma de pasolini. es esto de lo que hablamos, asumir la extrañeza que deviene malestar cuando la violencia traspasa de alguna paradójica forma (a más cristal que se interpone, más cercanía de la escena) al desvelarse nuestra condición de espectador. como aquel cuento de cortázar.

es fascinante el uso de los planos fijos, aquí y en funny games, esos planos que parecen interminables, como si te agarraran la cabeza y no pudieras apartarte...

por cierto y al hilo de este tema, en el "dirigido por" de este mes comparan la recién estrenada "afterschool", del neoyorkino antonio campos con el vídeo de benny.

un abrazo.

Sr. Curri dijo...

Tremenda la escena.

Me ha recordado al vídeo real de los adolescentes que quemaron viva a una mujer en un cajero. Qué somos las personas.

Estaremos anestesiados, pero a mí me siguen poniendo el cuerpo malo estas imágenes, los telediarios y todo lo que hace Haneke (en general, los austriacos están enfermos, porque Jelinek también... vaya tela).

A pesar de todo, seamos positivos; mirando de reojo, creo que aún podemos confiar en la humanidad.

Te dejo aquí unos versos de Whitman, en la versión de León Felipe del "Canto a mí mismo", para contrarrestar un poco, porque tiene que haber esperanza:


Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

raúl quinto dijo...

stalker, lo mejor de tu carrera es sin duda La tonta del bote, qué maestría inigualable...


luci, a mí me encanta Haneke, no temas preguntar tus dudas, como mucho lo único que puede pasar es que te suelte una chorrada monumental ;)

raúl quinto dijo...

marco, saló anticipa en su radicalidad muchas cosas, sí. Y coincido contigo en lo poderoso que es el plano fijo, la pura y clínica objetividad, tal y como lo veo yo, lo más terrible es cuando la escena sale fuera de plano y siguen oyéndose, intuyéndose los horrores.

Ese procedimiento es muy poético también. O al menos a mí siempre me ha parecido un recurso cojonudo para la escritura.

Habrá que echarle un ojo a esa peli, aunque eso me recuerda a cuando viene un chvalín argentino y te dicen que es el nuevo Messi o el nuevo Redondo...

besos

raúl quinto dijo...

curri, tienes razón con esa comparación con el vídeo de los chavales asesinos del cajero, los telediarios son casi otro género de ficción, y estamos ahítos de programas tipo Impacto TV que espectacularizan tragedias de este tipo...

y sí es verdad que en Austria pasan cosas extrañas, piensa en Amstetten, sin ir más lejos, y en ningún otro sitio pudo surgir un movimento artístico tan radical y violento como el Accionismo Vienés... no conozco nada de Jelinek, ¿merece la pena?


Y por supuesto que hay aún espacio para la humanidad bien entendida, y hay que buscar el contrapeso al horror en fragmentos de belleza y por qué no de alabanza a la raza humana como ese Withman, un poco de todo en un bol, los pétalos de las flores, la penicilina y los cabezas cortadas de Pasís: todo eso somos el Hombre.

un abrazo.

Ana Hidalgo dijo...

yo a veces en escenas de este tipo salto un poco, hago sonidos onomatopéyico -aggg, fufff, etc.-, me duelo. y eso que me gusta haneke o lars von trier o "salo" pero la violencia incluso a través de la pantalla o de la pantalla de la pantalla -como es el caso de este video- o a través de la reflexión artística -como es en haneke, en saló- me sigue produciendo sensaciones de espanto, de indefensión, de reducción. una es sensible, y cuando veo las películas con mi compañero de cine habitual siempre se sorprende de mi reacción ante este tipo de escenas, "pero si sólo es una película, si no es de verdad" me dice, pero yo soy el personaje de la pantalla, soy la que maltrata y la que es maltratada, como si la violencia que sufren y dan esos personajes me acercara a ellos.

p.d- blogger me pide REPAR

raúl quinto dijo...

ana, eso que me cuentas,se llama empatía, y es un rasgo que confirma que aún eres humana y que no estás inmunizada contra el horror, el narcótico aún no te ha derribado. "Es sólo una película", eso es precisamente lo que denuncia Haneke....

blogger cree que debe ser reparado el asunto, pero tú no le hagas caso.

besos.

Anónimo dijo...

Una vez mantuve una discusión con un amigo a propósito de Haneke y más concretamente de Funny Games. Mi postura era: defiendo lo que hace Haneke porque devuelve la violencia al lugar del que nunca debió salir, le devuelve su gravedad, la despoja de la banalidad con que la visten otros discursos, la hace 'real' y dolorosa como debería seguir siendo. Él me respondía que no, que la violencia no debe ser materia para hacer ficción, que ciertas cosas deben quedarse fuera, que una película con violencia sigue siendo una película con violencia, que al final no éramos más que espectadores/lectores sentados delante de una pantalla/libro, recreándonos en algo que debía ser 'sagrado' (entiéndase esto último en sentido figurado, claro). No sé si llegué a comprender toda la dimensión de su postura, pero esto fue lo que entendí y a día de hoy sigo dándole vueltas. ¿Qué pensáis al respecto?

Morgana

raúl quinto dijo...

Morgana, evidentemente yo me posiciono con tu argumento, ahí tienes mi último libro como prueba, al que también se le ha acusado de inane por posturas cercanas a la de tu amigo.

No hay temas humanos que deban dejarse fuera del arte, esa es una premisa de la que hay que partir. Luego está el hecho de que sea buen o mal arte. No es lo mismo la violencia en Haneke que en Rambo, no es igual el sexo en Cronenberg que en Show girls...

Vamos a ver lo que dicen los demás y si puedo expongo después con más holgura mi postura sobre esto, pues llevo mucho tiempo, años, reflexionando sobre ello.

saludos.

Stalker dijo...

Raúl:

aquí te dejo una cosita que he encontrado por la red. Es un artículo de El País:

"Si Funny Games, en su primera versión (la europea), fue una de mis películas favoritas, no sería, evidentemente, por ser sumamente desagradable, que lo era. Había en ella algo diferente y que me fascinaba, algo que me situaba, entre la realidad y la ficción, en ese frágil límite en el que la conciencia del espectador está presente sólo cuando se propone ser crítico. Sin pretensiones críticas, me hallaba franqueando el umbral de la ficción sin perder de vista el peligro que supone vivir en vida ajena sentimientos que sólo nos permitimos experimentar cuando perdemos la identidad.

Recordaremos cómo, en el guiñol, algún personaje siempre interpelaba a los espectadores instándoles a tomar parte en la historia; de algún modo éstos se sentían, así, responsables de aquello que iba a ocurrir. Al placer de las emociones diferidas (propio de la representación) se añadía el placer del control (propio de los juegos de aprendizaje). Claro que siempre se ponía uno de parte del "bueno", es decir, de aquel personaje cuyas acciones podían justificarse éticamente.

Funny Games es un juego perverso. Como en el guiñol, procura tanto lo uno como lo otro pero, además, nos propone decidir de parte de quién nos ponemos, si del "bueno" o si del "malo". "Qué, ¿le está gustando, seguimos jugando?", nos pregunta. Y puesto que no nos hemos levantado del asiento, puesto que seguimos estando allí a pesar del espanto, hemos de rendirnos a la evidencia de que, lo queramos o no, estamos en ello, y nos molesta terriblemente reconocer que sentimos placer, aun cuando nos repugna.

La intención, implícita, de Haneke es denunciar la violencia. Quiere mostrar que no sólo la consentimos sino que nos causa placer verla representada. Pero Haneke se equivoca en una cosa: la causa del placer que experimentamos no es precisamente la violencia, sino ese plus que toda obra de arte le añade a la realidad mediante los factores de la representación, entre los cuales, en la obra dramática, está la interpretación del actor. Y el personaje de guantes blancos era realmente hábil; no sólo me hacía señas sino que, además, me guiñaba el ojo. De dos ojos, uno, el que parpadeaba, era para mí, me acogía; el segundo era para los otros. Un simple gesto en el límite, un gesto que, además de invitarme a atravesar el umbral de la ficción, me otorgaba

... ¿el qué? La inteligencia que los otros, amordazados por una educación que les esteriliza, ya no tienen, y por la que me permitía estar de su lado, el lado de los que controlan, los que sobreviven.

Pero, cuál no fue mi sorpresa cuando, en la segunda versión (estadounidense) de la película, comprobé que, aun siendo idéntico el guión, aun siguiendo los nuevos actores, paso por paso, a los primeros, faltaba una cosa, una sola y única cosa: el guiño. Entendí, entonces, que la complicidad es algo muy sutil y que, ciertamente, no basta, para ganarla, con que un muchacho rubio de ojos azules se vuelva hacia la cámara y nos interpele. Una obra de arte es una obra de arte es una obra de arte; no puede tocarse. ¿Tendremos algo que ver en el hecho de que nuestros autores (en este caso, director) degraden sus propias obras? ¿Si no comimos el pez en su momento, por qué diablos nos comemos ahora su raspa?"

Chantal Maillard, El País.

PD: y a ver si consigo hacerte llegar un artículo de una profe de literatura de Barcelona en el que traza paralelismos entre "Matar a Platón" y "Funny Games". Dice en el artículo que Maillard dijo que se inspiró en la película para escribir el libro. Ahí es nada. Salud.

raúl quinto dijo...

Stalker, ese texto lo leí en su momento, cuando tiritaba de miedo ante el inminente visionado del autoremake de Funny Games. Concido con ella en que le guiño de la primera versión es uno de los momentos cumbre del cine de Haneke, y ahora añado mi total devoción por Arno Frisch (evidentemente su sutituto no está a la altura), y aunque la nueva versión no es fallida, lo que hace es volver a situar un tercer espejo en juego, otro velo más sobre los anteriores...

Volviendo al guiño de Frisch, reconozco que ese momento ha sido uno de los más intensos que he vivido con una película, en mitad de la tormental cerebral a la que dolorosamente nos somete esa película (mucho más que la nueva) de repente el clown nos sonríe en plan cómplice, ese momento nos deja desnuditos frente a nuestron sucio reflejo...


La prsencia de Funny Games como origen de Matar a Platón es inquietante, no es nada evidente, por otro lado.