Ahora que Alemania
alimenta nuestras pesadillas económicas y su sombra se extiende una vez más por
todo el continente, un libro como este tiene un sentido más perverso. El
contexto le añade un virus inesperado, y nos guiña su ojo azul. Bien.
Begoña Callejón (Almería, 1976) ha
intentado trazar una genealogía de la nación alemana, y lo ha hecho tomando
como referencia el eje ineludible sobre el que pivota su historia: el
holocausto judío. Pero este no es un libro contra Alemania, en absoluto, este
libro está escrito desde la fascinación tanto del horror como de la maravilla.
La camada feroz de la que habla el título es un ejército de personajes
fascinantes que desfilan por los poemas para intentar decirnos qué es el
misterio alemán, el que provocó tanto la pesadilla nazi como alguna de las
cotas artísticas más elevadas de la historia occidental. Goethe, Wagner, Rosa Luxemburgo o Leni Riefenstahl.
Por ejemplo. Alemania y sus nombres propios, desnudando un compendio de
enfermedad y arte radical, de belleza y absoluta locura. Y están, como espejos
de la suerte de su propio país, aquellos creadores que de las manos de la
belleza cayeron con estrépito al suelo de la locura: los Hölderlin, Schumann,
Nietzsche o, claro, Ünica Zurn, de la cual es la cita que abre el libro, que
nos advierte de que Begoña Callejón se va a inventar un país que ya existe, y
que ese parto va a ser doloroso. Un parto, un alumbramiento. Un poco de luz en
la oscuridad. Y de fondo la música tenebrosa de las cámaras de gas. Y la poesía,
por supuesto: Proponiendo un nuevo juego,
un salto al vacío en la noche pulverizada de las palabras.(p.24)
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