viernes, 26 de marzo de 2010

efecto dominó (seis)

palabras clave: de espaldas al espectador. ver la ciudad. ver el sueño borroso de la libertad. ver tu doble, truncado, hecho objeto. tormenta y niebla, cristal y granizo. ventana, abismo, espejo. camino de ida y vuelta al solipsismo. retrata las búsquedas, retrata el ojo como un signo más. romanticismo envasado al vacío. lo pintoresco, lo sublime, lo siniestro. mirar de espaldas a la nada absoluta: no hay rostro nunca en la otra cara del lienzo. caer por la ventana, arrojarse al abismo, quedarse por siempre convertido en un reflejo imposible.



GOETHE ASOMÁNDOSE A LA VÍA DEL CORSO (J.H.W. Tischbein) 1787




VIAJERO ANTE UN MAR DE NIEBLA (Gaspar Friedrich) 1818


RETRATO DE EDWARD JAMES (René Magritte) 1937

9 comentarios:

Maria dijo...

Y la muchacha en la ventana de Dalí, los cuadros de Ingres...

Saludos Sr. Quinto

Leonardo dijo...

Dominó que me evoca muchas cosas, también ese cuadro de Balthus donde el pintor mira por la ventana y el cuadro posible está detrá de él (a diferencia de los lienzos citados aquí) y claro, en la muchacha de Dalí.
Darse la espalda, como lo muestra Magritte, sólo la pintura puede mostrarlo, sólo la vida puede lograrlo.
Saludos

raúl quinto dijo...

maría,

la muchacha en la ventana de Dalí (que en realidad es una reelaboración de un tema de Goya) podría estar aquí, aunque su función en el esquema que pretendo ya estaría representado por la acuarela de Tischbein. Y bueno, Ingres, ese franchute es una de mis debilidades, y ya ha aparecido y aparecerá en este vértigo más de una vez.





Leonardo,


el cuadro de Balthus podría ser una nueva vuelta de tuerca a este precario estudio de la mirada que plateo, el hombre de espaldas es el pintor mismo... la de cosas que podrían emanar de ese símbolo... fantástico :)



saludos a pares.

rubén m. dijo...

De nuevo las piezas del dominó caen rodando por un abismo imprevisto, esta vez de espaldas y con la mirada perdida en la lejanía: la lejanía del suelo o del yo, que quizá sean lo mismo. Gran entrada.

Un abrazo.

raúl quinto dijo...

rubén,

el suelo, el yo y el horizonte son sinónimos, o antónimos, depende a que ventana o espejo nos asomemos. feliz semana santa, que me he enterado que sales de costalero...

Enrique M. dijo...

Yo situaria el cuadro de Magritte en otra categoria, divergente de la de Friedrich y Tischbein.

Partiendo del otro titulo que se le otorga a esta obra (La reproduccion prohibida), colocaria como eje al sujeto magrittiano (y al no magrittiano), monstruo divino y condenado. Porque su funcion es representar "cosas" mundanas desde perspectivas enfermizas o disociativas. Porque estas representaciones aspiran a esclarecer resquicios desconocidos o imposibilitados por la apariencia mundana. Porque el sujeto magrittiano conviene en quedar atrapado para demostrar su divinidad, tiene que quedar atrapado en el mundo mundano, que deviene lentamente en monstruoso.

El sol destruye el interes de lo que ocurre en la sombra, escribe Philip Larkin. Asi ocurre en la pintura de Magritte. El sujeto frente al espejo que refleja su cara es un sol que destruye la posibilidad desconocida. Es la rigidez incapaz de eyacular. Es la seguridad apostando por la inmovilidad imaginativa. El terror a las sombras y las tinieblas. A la experiencia tenebrosa de la variedad. Es importante asentar una dictadura de lo factible, de lo esperable.

¿Que puede y que no puede verse en un espejo?

Magritte, al fin y al cabo, recordando una vez mas, que el racionalismo mata, asesina, la variedad (eidetica, que diria Platon), que la dimension conceptual de las representaciones fisicas tiene un indice abrumador de prefabricacion.

Magritte, en definitiva, esteta, filosofo y teorico de la representacion.

Un saludo.

raúl quinto dijo...

Enrique,


Magritte es una de mis más viejas devociones, tal vez el primer pintor que de verdad me atravesó cuando aún era un adolescente. El único además por el que he cogido un avión para visitar su casa-museo, perro disecado incluido. Y sí, hay muchas enseñanzas ocultas en sus cuadros. Como bien dices van más allá del choque violento, que también, propuesto por Lautreamont al colocar dos elementos que no pueden coexistir en el mismo plano. No es sólo eso. En este retrato, por ejemplo, nos está adentrando en la propia negación del ser humano, en la búsqueda interior de cada hombre y de la especie en sí que no alcanza respuesta, que choca contra un muro. Esto es existencialismo surrealista. Y claro, las espirales del ojo y su confusión, la representación y sus pliegues.

En ese sentido, aunque ciertamente son de categorías estéticas diferentes sí que veo este cuadro en la secuencia. Precisamente por ello.

El de Tischbein es una estampa cotidiana, donde Goethe se asoma a una calle de Roma. Aquí se busca el efecto denotativo del personaje y el paisaje nombrado en el título, sin ellos la acuarela pierde evocación. Es una llamada a lo pintoresco (esta vez en elipsis) como categoría.


El de Friedrich es un manifiesto romántico, es el cuadro romántico por excelencia. FRuto de su época y del hombre de su época. Un solo paso y el abismo devorará al burgués que lo contempla de espaldas al mundo. Es lo sublime. La desaforada libertad del paisaje como emanación del individuo, etc.

El de Magritte es el final del camino: cuando no hay respuesta en el mito (Roma insinuada al otro lado), ni en los mitos de la libertad romántica (el paisaje abismado) se busca la solución en la introspección, el autoexamen, el mirar a un espejo... y lo que sucede es terrible: no nos devuelve nuestro rostro, somos incapaces de saber quiénes somos. Algo tan sencillo como mirar un espejo, definitivamente: lo siniestro casi rozando el terror como categoría. Esto es así porque antes se han trazado las huellas citadas.

Muchas gracias, porque hacía tiempo que no había por estos lares un comentario que me removiera tanto por dentro... déjate caer más.

Enrique M. dijo...

Comprendo los rastros que vas dejando. La correlacion cuadro-cuadro empieza a vibrar.

Al igual que en tu caso, Magritte goza de un lugar privilegiado en mi cerebro, desde el que asalta y pintarrajea toda neurona mohosa que encuentra a su paso. Siendo asi, resulta casi inevitable no ahondar en sus pinceles (y sobre todo en sus cinceles) cada vez que se presenta la menor oportunidad.

Parafilia. Sin mas.

Cito, para terminar, al propio Magritte respecto a lo "transmutante" de su obra:

"Para mi, la concepcion de un cuadro es una idea de una o varias cosas que pueden hacerse visibles mediante mi pintura... La concepcion de un cuadro, es decir, la idea, no es visible en el cuadro: una idea no puede verse con los ojos. Lo que aparece representado en el cuadro es aquello visible para los ojos, la cosa o cosas de las que ha sido preciso tener idea"

Por lo demas, ojala tuviese mas tiempo para caer y recaer por aqui con mayor frecuencia (y por tantos otros lugares). Pero procurare hacerlo.

Un abrazo.

raúl quinto dijo...

enrique,

compartimos esta insana parafilia, lo cual me congratula. Las palabras de Magritte me hacen pensar en que en realidad es un pintor abstracto que usa el figurativismo, es un poco paradójico pero creo que puede explicar algo su "extrañeza".

ya sabes, cuando quieras te dejas caer.