miércoles, 28 de enero de 2009

La flor de la tortura en El Maquinista de la Generación (Rubén Martín)

El Maquinista de la Generación es una publicación semestral que depende de el Centro Cultural de la Generación del 27, dirigida por Aurora Luque y José Antonio Mesa Toé, conjugan los trabajos creativos con los ensayos y la crítica literaria, en el último número encontramos un especial sobre narrativa contemporánea andaluza, bastante interesante por lo que tiene de panorámica, también hay poemas inéditos de algunas poetas como María Salvador, Luna Miguel o Sofía Rhei. Y entre sus 160 páginas aparece la crítica sobre La flor de la tortura que os pongo abajo, la firma Rubén Martín, estupendo poeta y buen crítico, además de amigo y conocedor de los entresijos de la creación del libro. Advierto desde el comienzo lo de que es amigo, para que no haya suspicacias, ya sospecho yo mismo ;)
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"Premiado en el certamen internacional de poesía Francisco Villaespesa, La flor de la tortura es el tercer libro de Raúl Quinto. Después de Grietas (Dauro, 2002; reeditado por La Garúa en 2007) y La piel del vigilante (DVD, 2005), el poeta almeriense da un salto cuantitativo y cualitativo con una obra más extensa y arriesgada, sin duda su mejor trabajo hasta la fecha.

El título del libro nos remite por un lado a un poema de Leopoldo María Panero (de El último hombre, en concreto) y por otro a Las flores del mal. No es la única reminiscencia de la mítica obra de Baudelaire: al igual que ésta, La flor de la tortura comienza con una alocución al lector. “Quema este libro en tu mirada”, nos pide este primer verso, identificando –como muchas otras veces a lo largo del conjunto- el acto de lectura con la destrucción, una especie de sacrificio que deriva en la posibilidad de alcanzar una verdad: “y puede que existamos, / que la luz sea cierta”. Asimismo, este poema titulado “Sueño siamés” inicia la relación con un “tú” que será el protagonista de gran parte de los textos y que no debe identificarse con el llamado “tú testaferro” –trasunto del yo poético-, sino con el lector mismo. Relación que se concibe como un acto de transgresión al mismo tiempo erótica y violenta, que le fuerza a “asomarse a la grieta” de su propia identidad, “como en un beso / donde no hubiera más salida / que respirar a dentelladas”.

Félix Duque, en su ensayo Terror tras la postmodernidad (Abada, 2004), estableció una diferencia teórica entre el horror y el terror según la cual lo horrible es la impresión estética del asco y la repulsión, aunque integrable en un sistema de juicios de valor, por lo que no hace sino reforzar los criterios del “buen gusto” socialmente aceptados. En cambio, Duque define el terror como una categoría subversiva: “el sentimiento angustioso surgido de la combinación, inesperada y súbita, de lo sublime y lo siniestro”, de modo que obliga al receptor a enfrentarse “a lo inconmensurablemente distinto a él (…), sin posibilidad de domesticación”. Esta definición de terror se adecua, a nuestro juicio, a la estética de La flor de la tortura. Por un lado lo siniestro, perseguido en imágenes de insólita violencia (el cadáver fotografiado de “Cámara oscura”, los suicidios de “El agujero” y “Expressway to yr skull”, la “boca entreabierta que susurra ‘cáncer’´” de “Obsidiana”) que se desarrollan sin embargo en versos de calculada musicalidad –destaca el eneasílabo, de ritmo cortante-; y por otro, lo sublime, entendido no con la habitual connotación meliorativa sino en su significado original de “ruptura del límite”, en este caso el límite entre lector y autor (“la mano que te escribe / es parte de tu nombre”), pero también el que separa belleza y angustia, lenguaje y silencio, palabra y grito: “Con una cuerda de violín / secciona mi garganta // y transcribe el sonido / del aliento silbando / a través de la herida” (“Pentagrama”)

Esta búsqueda del límite –que le lleva a decir: “Di mi palabra y rómpeme”, invirtiendo una frase de Nietzsche- conduce inevitablemente a plantearse el problema del lenguaje. Éste (y los poemas que vertebra) es concebido como herramienta para el conocimiento de la realidad (“la herida no se cierra si la nombras / pero muestra su hondura”), así como una trampa que asfixia, oculta o niega. Resulta explícito un pasaje de “El interior del vértigo” donde el yo poético pretende “arrancar con los dientes / esta red extendida entre las cosas”, cercano a la idea lacaniana del lenguaje como malla que recubre lo Real terrorífico del trauma. Además, cuerpo y escritura se identifican a lo largo del libro, de modo que las numerosas imágenes de destrucción corpórea –mutilaciones, cirugías, autolesiones– cobran un doble sentido. No en vano La flor de la tortura se cierra con un poema dedicado a Harry Houdini, cuyo “truco final” no pretendemos desvelar, pero que decisivamente identifica la muerte del célebre mago escapista con el final definitivo del texto.

A modo de correlato, el poeta hace referencia también a algunas de las experiencias artísticas más extremas de la modernidad: los colour fields, la pintura de Malevich, las performances de Joseph Beuys y Günter Brus… y también a las obras literarias no menos radicales de Gottfried Benn (Morgue), Huidobro (Altazor) o Mallarmé, cuyo Coup de dés se convierte, mediante una metáfora de asombrosa precisión, en un juego de ruleta rusa –las seis caras del dado convertidas en las seis cámaras de un revólver –. Por otra parte, toda esta violencia del acto artístico se revela en el poemario como reflejo en miniatura de una violencia mucho mayor: la que la Historia ejerce sobre los individuos. Así, encontramos en La flor de una tortura una serie de poemas dedicados a algunos de los episodios más sangrientos del siglo XX, desde las masacres armenias de 1915 hasta el genocidio de Ruanda en los 90, pasando por la batalla de Stalingrado y la dictadura de la junta militar en Argentina. Se establece de este modo una turbadora analogía entre las obras maestras del Arte y las mayores pesadillas de la Historia, haciendo de lo metapoético una cuestión política y viceversa. En estos fragmentos históricos Raúl Quinto consigue algunos de los momentos más poderosos del libro, retratando en su espantosa intensidad la tortura y la guerra, al mismo tiempo que plantea (sea ésta o no la intención del autor) una dura cuestión moral: ¿hasta qué punto es lícito obtener o producir un goce estético tomando como referente unos hechos tan atroces? La respuesta queda en manos de los lectores, que difícilmente quedarán indiferentes ante estos poemas.

En un panorama poético que aún juzga como un valor positivo la falta de ambición intelectual y la búsqueda, a veces sonrojante, de la simpatía del lector, una obra como La flor de la tortura supone casi una provocación. Pero al mismo tiempo, resulta esperanzador que editoriales y jurados apuesten por trabajos como éste, capaz de poner en cuestión algunos de los referentes estéticos que se dan por presupuestos en la lírica, mientras consigue destellos de inquietante belleza."


Rubén Martín

19 comentarios:

Stalker dijo...

Muy bien la crítica, bien argumentada y desarrollada. Me gusta especialmente el ataque a cierto tipo de poesía de presupuestos estéticos zalameros y convencionales, que tanto abunda en las sucesivas camadas de clones de la experiencia y demás poetas de surco predecible. Por suerte el tiempo acaba poniendo a cada uno en su lugar.

Salud

raúl quinto dijo...

stalker, ya digo que Rubén es buen crítico, un poco desaprovechado, la verdad...

Anónimo dijo...

Para mí que ese Rubén es un poco hijoputa. Aunque tiene razón.

;D

m dijo...

Rubén es la leche. Viva Rubén!

(y la revista es preciosa, me encanta cómo han puesto mis poemas)

Stalker dijo...

¡Jope, chicos, las revistas son la leche cuando publican nuestros poemas, y los premios dejan de estar amañados cuando los ganamos nosotros o nuestros amigos!

¡Ay, ay!

:)
Abrazos con cariño

PD: Rubén sin duda es un figura por juntarse con Raúl, el elemento más radiactivo de la tabla periódica, cerdito intelectual y vir modernillus sapientissimus...

raúl quinto dijo...

rubén, que sepas que eres el único al que he permitido un insulto a alguien en el blog, pero es que es verdad que eres un poquito... ;)

maría, me gustaron mucho esos haikus.

stalker, eres puñeterísimus... hay revistas que molan y otras que son una mierda, incluso la misma revista puede tener aspectos a valorar y otros putrefactos... con los premios pasa más de los mismo. Aquí no se ha generalizado nada, nadie ha hablado mal de ningún premio, salvo yo del Nacional y similares...

y rubén es un figura por su poesía y por su inteligencia, yo tengo más que agradecerle que al revés.

¿la radiactividad es a veces buena?

abrazos múltiples.

Stalker dijo...

Raúl, no te piques, que iba en broma la cosa... Es normal que a uno le alegre ver sus poemas publicados en una revista. Pero me hace gracia que se exalten las virtudes de aquel medio o publicación cuando nos hace caso, o que sólo prestemos atención a nuestra página porque nos ha publicado. Casi nadie dice: "me han publicado en una revista floja" o "me ha hecho una crítica un crítico mediocre". Eso sería tener valor, cosa que abunda poco entre los escritores, y menos aún entre poetas, propensos al tribalismo, al elogio a quemarropa, y ansiosos de podio y platea.

Os digo esto con cariño pero así lo pienso: más escribir y menos hambre de auto-promoción. Las buenas salsas se cocinan en secreto. Acordaos del consejo de Borges a los jóvenes escritores: leer mucho, escribir poco, romper la mayor parte de lo que se escribe, y no precipitarse a la hora de publicar. Y respecto a qué hacer con las legiones de jóvenes poetas, era bastante lapidario: "Disuadirlos".

Sólo cambiaría lo último, y diría "Alentadlos". En lo demás, tiene más razón que un santo.

Así que eso, menos ego y más escritura, más trabajo interior. Y no dejarse eclipsar por las luces de neón que se apagarán enseguida (omito nombres, son los que todos conocéis).

Los jóvenes poetas que merecéis la pena, como María o como tú mismo, necesitáis un discurso más severo y exigente, y no las mieles de la indulgencia y la complacencia. El diamante requiere un poco de presión o no dejará de ser carbón!!

Dicho lo cual, me parece excelente la crítica de Rubén, y él un buen crítico, sin duda. Echo en falta poner de relieve los aspectos en los que el poemario puede mejorar, pero entiendo que los amigos no están para eso. Para eso ya me tienes aquí a mí ;)

Y respecto a tu crítica sobre los Nacionales, etc., déjame decirte que no me la creo. Dentro de un par de décadas, cuando el Nacional lo ganes tú o alguno de tus amigos, ya no te parecerá un premio tan chungo, amañado, uncido por intereses políticos. Lo verás merecido, digno y transparente. Verás como entonces cambias tu discurso al sol que más calienta. Si no, al tiempo... ¡Y aquí estaré para recordártelo, como un Pepito Grillo indeseable!

Pues eso, salud, hermanos...

raúl quinto dijo...

stalker,

"más escribir y menos autopromoción".. si dices esto en mi blog de alguna forma tengo que darme por aludido. Estando de acuerdo contigo en que lo principal es escribir, trabajar el texto, enfrentarse con la hoja en blanco y sacarle algo que merezca la pena; no veo tan demoniaco o rebajante el autopromocionarse. Los textos se hacen para ser leídos, si alguien no conoce de su existencia jamás degustará de sus mieles. Si a mí, por poner un ejemplo, no me hubiera dado por crearme un blog para, entre otras cosas, autopromocionarme nunca hubieras llegado a mis textos.

Con esa premisa, directamente estariamos en contra de publicar, o de admitir entrevistas en las primeras páginas de Babelia o en el periódico de nuestra ciudad. Chorradas. El ego, de todas formas, es algo imprescindible para que el creador se crea con potencia para atreverse a ir más allá que sus lecturas. Sin ego y vanidad no hay arte, que te quede bien claro eso. Alguien sin ego jamás querrá ver sus textos publicados ni compartirlos, porque directamente no los considerará importantes.

Borges estaba acertado en mucho de lo que decía, habría que ver si él predicó con el ejemplo.

Y lo de eclipsarse por las luces, ¿qué luces? ¿la triste linterna sin pilas que ilumina a la poesía? dejarse embaucar por esos escasos oropeles es algo de género iluso y desproporcionado...

Lo que hay que buscar es el equilibrio entre una escritura del riesgo y de la seriedad y una visibilidad que permita a los demás acercarse a esa obra arriesgada y seria, que merezca la pena.

No creo en los escritores secretos, porque lo secreto no existe en tanto que esos maravillosos textos hechos en la oscuridad no han salido de ella, y para qué me sirve que exista la belleza si está metida en un cajón...

mi consejo a todo aquel que escriba ago que crea q merezca la pena como artefacto literario es que lo saque a la luz, aunque sea en un blog, no necesariamente en formato libro ni nada. Poema escondido poema que no existe.

Y lo del discurso severo y exigente y abandonar la complacencia y la indulgencia; mi discurso está en mis libros, y si no fuera exigente no llevaría más de 6 meses sin escribir un poema, porque a mí cualquier cosa no me vale. Hablo por mí, lógicamente.

Y lo del Nacional, dentro de 20 años hablamos pues.

Un abrazo, heraldo del silencio ;)

Stalker dijo...

Creo que me he expresado mal, o en todo caso no he concretado:

la autopromoción vía blogs o webs me parece perfecta. Es un legítimo espacio de resistencia a la cauces pre-programados del capitalismo clásico, una forma de que aflore la diferencia y de "crecer en red". Nada más lejos de mi intención que criticar al poeta o escritor que utiliza ese medio para darse a conocer.

Me refiero más bien a ese hambre, esa vigilia constante por aparecer en reseñas, suplementos, ese egoísmo de baja intensidad de ver si le hacen la reseña a fulano y no a mí o a mis amigos, esa lucha y envidia por conquistar un trozo de ínfima publicidad. Encuentro despreciable ese sentimiento, y un escritor que se precie debería estar por encima de esas cosas: si sale reseña, pues bien; si no sale, bien también. Y dedicarse a su creación, que es lo verdaderamente interesante.

Dices: poema escondido, poema que no existe. Y aunque comprendo tu punto de vista, no lo comparto. No tiene por qué ser así: un poema compartido entre varios amigos, o incluso escrito para uno mismo, puede ser tan bueno y crear una intensidad en la recepción estética tan poderosa como una publicación de decenas de miles de ejemplares. ¿Es necesario, para que exista el arte, la difusión de la obra, el consumo de la misma, su cosificación en producto? Estrictamente, no.

Por ello sí creo en los poetas secretos, que son totalmente indiferentes a esos oropeles. Alguno he conocido y son grandes artistas al margen de que no los conozca nadie. ¿Idealismo? Quizá...

El discurso exigente y severo lo aplico a los que te rodean. Claro que el autor debe ser exigente consigo mismo. Ni por un momento dudo de que tú lo eres. Me refiero, precisamente, al entorno del autor: a veces los amigos tratan de convencerte de lo estupendo que eres, y eso puede hacer bajar la guardia. El autor debería estar siempre al acecho, y saber que los elogios de los amigos, aunque sean merecidos, son, paradójicamente, su peor enemigo, la tentación en la que no debe caer. Debería imponerse cierta ascesis profiláctica ante ciertas tentaciones hagiográficas...

Y, en efecto, dentro de 20 años, cuando estés en edad de merecer, hablaremos de los Nacionales. En este último punto tengo razón y tú lo sabes. Y es que la ley se cumple a rajatabla: todo el mundo desconfía de los Nacionales hasta que le toca a él. Entonces el juicio se atempera y se desactiva el anatema. La naturaleza humana, Raúl, sin más...

Abrazos

Stalker dijo...

PD: Olvidé comentar que dentro de los blogs donde los autores promocionan su obra, hay grandes diferencias: los hay que son auto-publicidad pura y dura, y los hay que son lugares de encuentro, para compartir y debatir sobre muchos temas. Este es uno de ellos. Si tu blog perteneciera a la primera categoría es obvio que para este servidor no tendría ningún interés y no participaría en él.

Más abrazos

Sr. Curri dijo...

Felicidades!
La crítica está muy bien argumentada y además aparece en una revista que es estupenda.
Espero que este libro siga teniendo todo el reconocimiento que merece, porque es sobrecogedor.

Leyendo la crítica, me ha despertado la curiosidad de leer "Morgue" de Gottfried Benn, ya te contaré.

De Elfriede Jelinek, la austriaca de la que te hablé en el comentario anterior, lo más famoso es la novela de "La pianista" (o "La profesora de piano") que adaptó Haneke. Ganó el Nobel en el 2004; yo sólo he leído esta novela de ella y vaya... es como la película o peor. Te deja el cuerpo malo.

raúl quinto dijo...

stalker, lo primero siempre ha de ser la creación, con eso coincido contigo al ciento por ciento. Pero en este mundo en el que vivimos eso no basta para ser leído o publicado, es una lástima, pero eso es así. Es un peligro equivocar las prioridades, y es cierto que a veces se trastocan y lo que se busca es más la visibilidad del poeta que la potencia del poema.


Si tú conoces algún caso de poeta secreto es que ese poeta no es secreto, a su manera también él busca ser leído y ser reconocido, aunque en un círculo menor, por supuesto, pero su ego igualmente necesita alimento.

El arte, el poema , necesita lectores, espectadores, público. Si no puede ser bueno como terapia para el autor pero difícilmente engrosa la categoría de artístico si no hay alguna especie de feedback entre la obra y el otro.

En cuanto a lo de la exigencia y severidad por parte de los amigos, la recibo y la aplico sin compasión (pregunta a cualquiera de los que se destetaron junto a mí en La Tertulia, o a los ya nombrados por ti Rubén y María). Para eso tengo la vacuna, y espero que no caduque, tranquilo.Pero la crítica y la autocrítica, que la hay muchísimo, es preferible hacerla en privado con un bolígrafo rojo sobre el texto, para que sirva de verdad para algo constructivo y consiga el resultado de algo mejor.

Y falta tanto para esos 20 años que dices, que todo esto quedará en papel pixelado mojado...

Gracias por lo que dices de mi blog, para mí es una fuente de alegrías constante, desde traerme lectores tan exigentes como tú a que alguien se me acerque en un bar y me diga: gracias por luis feria... no todo es inflarse el ego, aunque puede que también ese compartir sea otra forma de narcisismo.

un abrazo.

raúl quinto dijo...

curri, gracias por lo que dices. Morgue es un libro increíble, esa coedición del gaviero y zut es algo que no deberías perderte, hay momentos en que prefiero la antigua traducción pero al menos ahí está el libro completo.

Y ya me está llamando la atención la Jelinek esa ;)

Stalker dijo...

¿Alguien te ha dicho gracias por Luis Feria en un bar?

Pero qué nivel, ¿quién es ese illuminati?

raúl quinto dijo...

fue una iluminati, stalker, una poeta escondida aunque no secreta de mi ciudad.

el bar era el zaguán en noche de banderín, así que tiene truco...

saludos

Anónimo dijo...

Me alegra mucho que mi crítica haya servido (aunque su papel haya sido tangencial) para dar pie a una conversación tan interesante.

Por lo que me toca no puedo sino corroborar la afirmación de que los amigotes de Raúl -entre los cuáles está un servidor- somos bastante hardcores a la hora de criticarle los poemas, y él no te digo ná, a veces hasta me ha hecho llorar, jejeje ;P Pero eso queda en ámbito privado, bastantes problemas tendrá "La flor de la tortura" o cualquier otro buen libro de poesía escrito en este país para darse a conocer como para que encima yo le ponga peros en una reseña...

Saludos y gracias por las flores, uno lo hace con su mejor intención combativamente literaria, a pesar de la amistad.

Anónimo dijo...

Curri, corre a por Morgue: merece la pena.

Raúl, la 'iluminati' se cansó de buscar la antología de poemas y terminó saciando su hambre con un delicioso librito de cuentos infantiles del propio Feria: Dinde.

Cada día me gusta más este sitio. Abrazos.

Morgana (guárdame el secreto)

raúl quinto dijo...

rubén, la amistad no es óbice para una crítica en condiciones, y bueno, si te he hecho llorar alguna vez perdóname que no era esa mi intención, tampoco aquella vez que te quemé el único original de tu obra maestra... ¿qué fue de aquel Pseudovalente de Halikarnaso? ¿y del lebrel coruscante?



Morgana, me encanta que estés aquí, más aún ahora que sé quién está bajo la máscara. Tu secreto lo guardaré con la vida ;)

Anónimo dijo...

Raúl, según mis informadores Pseudovalente está en Teherán aconsejando a Ahmadineyab en asuntos de política exterior, especialmente la cuestión judía le tiene preocupado...