domingo, 31 de agosto de 2008

el final del verano y GITANO (La Pulquería)

El final del verano ya está aquí. No es tiempo de nostalgias, no es momento de lamentos. Lo que dio de sí es lo que fue. Ya está. Algunas cosas han cambiado, otras siguen igual, pero, como todo, las vacaciones se acaban. Para celebrarlo he estado todo el fin de semana en el Espantapitas. ¿pero qué haces tú ahí en ese festival perrifláutico? pues disfrutar mucho, quemar las naves, remover algo oculto, aplastado, ignorado, escondido, pero que está. Y me he comprado un sombrero. Y me he hecho un tatuaje en la memoria. Ya no estoy para raves, pero aún me peta un buen concierto. Vale que fui a ver a Albert Pla y al final no lo vi, esas cosas suelen funcionar así. Vale que no es el tipo de música que a mí me consume los huesos, pero qué fiesta. La Pulquería se salieron, el vídeo que os enlazo es una sombra de lo que esta gente da en directo; y Balkan Beat Box, a pesar de los duendes tecnológicos y sus vengazas, fue lo mejor.



viernes, 29 de agosto de 2008

conceptos belgas: el sótano del miedo



Os cuento el asunto. Después de todo un día pateándonos Bruselas de arriba a abajo, llega la noche y tenemos que cenar. Vamos buscando algo y nada nos convence, y damos vueltas y vueltas, y andamos y andamos, nuestros pies echan humo. Como peonzas, caballitos del tiovivo que han descarrilado y perdido el control, todo eso. Al final decidimos cenar en una terraza de la Grand Place, somos turistas. En la terraza nos dicen que mejor que pasemos dentro, a un sótano comedor que tienen, lo hacemos. Nos entregan una carta en español de garrafón o traducción directa del google, do you know?el camarero parece algo acelerado. Pedimos la bebida mientras pensamos qué comer, cosas típicas belgas pero no mejillones y no patatas fritas. El camarero nervioso comienza a recibir cabizbajo la bronca de su jefe que está sentado en una mesa. Camarero moreno y jefe rubicundo. En el local sólo estamos los empleados y nosotros. En un momento dado el camarero comienza a gritarle al jefe, el jefe también le grita. Los otros pasan del tema, es que ni les miran. En otro momento dado el camarero comienza a darle de hostias al jefe, este le responde y lo arroja contra el aceite hirviendo de la cocina. Nadie mueve un dedo, sigue una pelea guapa. Viene un tío y los separa diciendo algo así como aquí no. No pasa nada, dice el camarero y con las mismas le da un guantazo a lo Bud Spencer a su jefe, sigue la gresca. Mi amiga está encerrada en el baño mientras tanto, la pelea es junto a la puerta del mismo. Cuando sale llamo a otro camarero espectador y le digo q nos cobre. El camarero boxeador se acerca a nosotros, ya está, también vamos a recibir lo nuestro... esto lo pago yo, esto lo pago yo. No recuerdo si le di las gracias, apuramos de un trago las bebidas y salimos del sótano a la realidad inocente de la Grand Place, mientras abajo la cosa iba tomando tintes de tragedia belga. Y al final qué pasó, qué fue de la cena. Pues un par de gofres frente al Manekenpis. Una noche alucinada, con las cartas por el suelo.

miércoles, 27 de agosto de 2008

el guasón

absolutamente fastuoso. sí.



Si os gusta este Joker os propongo bucear un poco en sus raíces. The Killing Joke, del maestro Alan Moore y Brian Bolland, y Arkham Asylum, del también magistal Grant Morrison y el gran Dave McKean. puede que un día de estos escriba un post sobre este último cómic o sobre alguno de sus dos creadores.

domingo, 24 de agosto de 2008

detalle de EL REY CAMBISES Y EL JUEZ SISAMNES (Gerard David) y un par de páginas de Haruki Murakami

Este cuadro de uno de los grandes maestros flamencos, visto en un museo de Brujas, narra la historia del corrupto juez Sisamnes, que es condenado por el rey Cambises a ser despellejado vivo. Al fondo vemos al hijo del Sisamnes convertido en el nuevo juez, adorna su sillón la piel extendida de su padre como memoria de aquello que está mal. Eso cuenta la leyenda. Y aquí que cada uno extrapole sus pensamientos sobre la justicia, los jueces, los castigos, la pintura de los primitivos flamencos y su pasión desaforada por el detalle.. o aprendamos las nociones de un arte nuevo.



"Con el cuchillo en la mano el oficial que parecía un oso miró a Yamamoto y le sonrió burlonamente. Aún ahora recuerdo aquella sonrisa. Aún ahora se me aparece en sueños. Jamás podré olvidarla. Y se puso manos a la obra. Los soldados sujetaron a Yamamoto por manos y rodillas, y el oficial mongol fue desollándolo minuciosamente con el cuchillo. En verdad lo desollaba como si pelara un melocotón. No pude enfrentarme a la escena. Cerré los ojos. Pero al cerrarlos, los soldados mongoles me golpearon con las culatas de sus fusiles. Abriera los ojos o los cerrara, de cualquier modo oía su voz. Al principio lo soportó estoicamente, en silencio. Pero, a la mitad, empezó a lanzar alaridos de dolor. Unos alaridos que no parecían de este mundo. El hombre, primero, le hizo con un cuchillo un rápido corte en el hombro derecho. Luego fue desollando el brazo derecho de arriba a abajo. Lo fue desollando despacio, con cuidado, casi con amor. Tal como había dicho el oficial ruso, aquello cabía calificarlo de arte. De no ser por los alaridos, tal vez hubiera llegaso a pensar que ni siquiera dolía. Pero los alaridos de Yamamoto hablaban de la monstruosidad del dolor que lo acompañaba.

La piel del brazo derecho estuvo poco después completamente levantada y se había convertido en una especie de fina película. El desollador la entregó al soldado que estaba a su lado. Éste la prendió con la punta de los dedos, la extendió y fue dándole la vuelta, mostrándola a los demás. De la piel seguía goteando sangre. El oficial desollador pasó entonces al brazo izquierdo. Repitió la misma operación. Le levantó la piel de las dos piernas, le cortó el pene y los testículos, le cortó las orejas. Luego desolló la cabeza, la cara, todo el cuerpo. Yamamoto perdió el conocimiento; volvió a recuperarlo; y lo perdió de nuevo. Inconsciente, los alaridos cesaban; al recobrar la conciencia, los alaridos volvían. Pero la voz fue debilitando cada vez más y, al final, se apagó. [...] Yo, mientras tanto, vomité muchas veces. Al final ya no tenía nada que vomitar, pero seguí vomitando. El oficial mongol que parecía un oso extendió la piel del tronco de Yamamoto, desollada limpiamente de una pieza. Incluso estaban los pezones. Cosa tan siniestra como aquélla ni la había visto antes ni la he vuelto a ver jamás. Alguien se la llevó y la puso a secar como una sábana. Y el cadáver de Yamamoto, un amasijo de carne roja y sanguinolenta al que le habían arrancado toda la piel, quedó allí tirado. Lo más lastimoso era la cara. Entre la carne roja, dos grandes globos oculares blancos miraban con fijeza. La boca de dientes desnudos estaba abierta de par en par como si aún gritara. Al desprenderse la nariz, sólo habían quedado unos pequeños agujeros. El suelo era un mar de sangre"

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami. páginas 228 a 229.

jueves, 21 de agosto de 2008

un poema de Anna Ajmátova

Huele la miel salvaje a libertad,
el polvo huele a rayos de sol,
a violetas, la boca de una muchacha,
y el oro, a nada.
Huele la reseda como el agua,
y a manzanas, el amor.
Pero nosotros aprendimos para siempre
que sólo huele a sangre la sangre.

En vano el prefecto de Roma
se lavó las manos ante la multitud,
ante el grito ominoso de la plebe;
y la reina de Escocia
en vano se lavó las gotas rojas
de sus gráciles manos delicadas
en la densa penumbra de la casa real.


[1933]




La Ajmátova que tanto sufrió a Rusia... Ahora en Georgia sólo la sangre huele a sangre. Hay cosas que no cambian.

lunes, 18 de agosto de 2008

LIKE DYLAN IN THE MOVIES (Belle & Sebastian)

La vida, en suma, se compone de pequeños placeres. Eso mantiene erguidos los andamios. Existen cosas que ralentizan el pulso, que actúan como bálsamo, como cicatrizante. Conducir, por ejemplo, por una buena carretera un día soleado mientras suena el If you´re feeling sinister de Belle & Sebastian.

viernes, 15 de agosto de 2008

conceptos belgas: la casa de los Magritte


En Bruselas, un poco a las afueras, junto a un delirante santuario a la virgen de Lourdes (merecería un reportaje ese lugar), en una zona tranquila, horizontal y sencilla. Allí estuvo viviendo el matrimonio Magritte durante un montón de años, el tiempo que fue desde que los parisinos, con Breton a la cabeza, le chulearan para después ignorarle a el tiempo en que los americanos perdieron la chaveta por sus cuadros, y llegó la fama, y el dinero.

Una casa bonita, que se puede visitar, poniéndose, eso sí, unos abstrusos mocasines blancos para subir las escaleras de madera. Allí vemos el lugar donde René pintó la mayoría de sus obras maestras. Tengo una foto junto al caballete y una foto regalada de Man Ray, pero ya sería muy fuerte colgarla aquí. En fin, en la casa hay cositas, recuerdos, cuadrillos, alimento para un fan fatal como yo. Porque yo soy fan del matrimonio, de René por lo evidente y de Georgette... de Georgette llevo toda la vida enamorado.

A Georgette le gustaban mucho los perros, tuvo varios, seguidos, todos del mismo corte y raza. Este que veis en la foto es el último, y no sé por qué coño lo embalsamaron, pero ahí está, como un centinela, sobre la cama donde sus dueños tantas veces hicieran el amor. Pues eso, René, Georgette, el perro, los antiguos egipcios, las alacenas de la memoria a rebosar de polvo y sueños.



PD no me podéis negar que la señora Magritte es una belleza...

jueves, 14 de agosto de 2008

Conceptos belgas: la Bruselización

Bruselas es la capital de Bélgica, y también la de Unión Europea. Muchos despachos, muchos edificios para poner despachos. Mucha piqueta y mucha hormigonera para hacer edificios con despachos, o tiendas donde compren los que trabajan en los despachos de los edificios con despachos. A destajo, sin miramientos. Con poco tacto con eso del patrimonio. Quels diables est-on cela? En la foto lo dice todo. Ante vosotros la Bruselización.

PD. Si pinchas la foto no sangra, pero crece.



martes, 12 de agosto de 2008

lunes, 11 de agosto de 2008

Escondidos en Brujas

He vuelto. He puesto una pica en Flandes y he regresado. Un poco más vivo, más lleno. He visto mejillones (moules) por todas partes, he comprobado cómo los belgas consideran las patatas fritas como algo propio, exclusivo, desproporcionadamente suculento. He visto a un camarero darle de hostias a su jefe en un restaurante subterráneo de la Grand Place de Bruselas. He paladeado la arquitectura modernista de Horta, Hankar y compañía (me va quedando Glasgow y poco más para cerrar el ciclo). He suspirado al saber que el gran museo de Magritte lo abren el año que viene; pero he estado en su casa, y he visto su perro embalsamado. Nos echaron de otro museo, yo diría que por españoles. He constatado los principios alquímicos de la fotografía y he aprehendido el concepto de Bruselización. He escuchado a Louise Attaque en La fleur in papier dore (el magnético café surrealista) mientras jugaba al scrabble, y ahí también grité aquello de ¡Vive Lautreamont!

Pero no era de eso de lo que quería hablar. Era de Brujas. Una ciudad absolutamente irreal, un lugar para hacerse parte del aire y ser respirado por la piedra, las torres, las arterias de agua y cielo que entretejen su piel. Si alguna vez vais (sería un pecado no hacerlo un día) no puedo menos que recomendaros que vayáis al mismo hotelito donde nos hospedamos: Ville Raisins, de la propietaria a los muebles todo es mágico como Brujas. Brujas. Brujas. Apréndanlo bien.

Después volvimos al calor insolente de Madrid (¡20 grados más que en Flandes!) y para rematar la faena fuimos al cine a ver una película de estreno reciente cuyo cartel vimos en un cine de piedra flamenca, pensado que era una coña para turistas, y resultó que no. En ella una serie de asesinos británicos se esconden en Brujas y se matan, y viven intensamente por las calles y canales de esa ciudad. Escondidos en Brujas se llama, sí, como estuvimos nosotros.

PD. En cuanto me pasen las fotos, pondré alguna para ilustrar ciertos conceptos.

viernes, 1 de agosto de 2008

LA DANZA (Alphonse Mucha) y EL MODELO ROJO (Magritte)


Mañana cojo carretera y me voy. Viajar es una de las formas más satisfactorias que conozco de saberme vivo. Voy a viajar. Primero un par de días en Madrid, donde no quiero perderme la exposición que hay de Alphonse Mucha en el Caixa Fórum. Uno de los que mejor definió a la femme fatale de entre siglos, qué propio. Después me voy a Bélgica, a Bruselas y la enémisa Venecia norteña que es Brujas. A ver qué pasa. Y a ver, sobre todo, la mayor cantidad de obras y de átomos infinitos que hayan salido de la paleta de René Magritte (durante milenios ha sido mi pintor favorito, ahora no lo tengo tan claro pero igualmente es un asunto vital para mí el devorar sus colores, sus composiciones imposibles, su filosofía del espejo). Me voy porque quiero. Pero también porque hay cosas que celebrar. Por ejemplo: tras cuatro años de interino purulento por fin he conseguido, oposiciones inverosímiles mediante, mi plaza; y además repito centro de trabajo. Objetivamente todo eso es bueno. Veremos a ver qué pasa. Pero primero Mucha, y después Bélgica, y Magritte, y una estupenda compañía.









PD. Actualizaré esto en cuanto pueda, allí mismo si es necesario.
P.D. Al final mi road movie de terror británico tendrá que esperar.