Sabemos que las sirenas no existen, pero creemos en ellas, conocemos cómo son. Hemos heredado una convención sobre la base de una mentira: no existe ese animal híbrido entre mujer y pez. Pero las sirenas son medio pez medio mujer. Y sin embargo nos creemos la mentira asumida y en cuanto se la desajusta un poco (tal vez sólo el orden de las partes) nos entra pánico, el desconcierto nosn cuestiona nuestras propias certezas. Magritte sabe que las sirenas son medio mujer medio pez, y que la invención colectiva del mito, la convención social heredada acerca de este embuste dice que carece de piernas y en su lugar tiene cola de pez. Le da la vuelta y demuestra que todo es falso, que el absurdo también planeaba sobre la primera opción. De acuerdo. Apliquemos esto de la sirena magrittiana a tantas y tantas supuestas verdades que nos han contado a lo largo de nuestra vida. Operemos un leve cambio y descubramos el vacío. Cualquier cosa. El dinero. Dios. La Democracia. La Belleza. Nuestro Yo.
5 comentarios:
Se ve que no siempre es cierto eso de que "el orden de los factores no altera el producto".
Un saludo
Eso es en las multiplicaciones, y se ve que no siempre ;)
Qué vértigo mare
La cabeza del estado la pondría yo a los pies del pueblo, puestos a imaginar...genial entrada. Abrazos.
la cabeza del estado a los pies del pueblo, la cabeza del mercado a los pies del pueblo más bien ;)
un abrazo.
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