Elis, cuando el mirlo en el negro bosque llama,
es tu declinar.
Tus labios beben el frescor de la fuente azul de las rocas.
Deja si tu frente sangra suave
antiguas leyendas
y el oscuro sentido del vuelo de las aves.
Pero tú entras con tiernos pasos en la noche
que cuelga cargada de uvas purpúreas,
y más bellos mueves los brazos en el azul.
Un espino suena
donde están tus ojos lunares.
Oh, hace tanto tiempo, Elis, que has muerto.
Tu cuerpo es un jacinto
en el que el monje hunde los céreos dedos.
Una negra gruta es nuestro silencio
de la que sale a veces un manso animal
y deja caer lentos los pesados párpados.
Sobre tus sienes gotea negro rocío,
el último oro de estrellas declinantes.
[de Sebastián en sueño, 1915]
3 comentarios:
IMPRESIONANTE POEMA AMIGO ABRAZOS.ADOLFO
Maravilloso poema de Trakl, uno de mis favoritos... estoy demasiado apartado de internet últimamente y me da rabia no haber comentado tus últimas entradas (Videodrome incluido, aaaargh), pero si todo va bien pronto se arreglará.
abrazos
el blog sigue su marcha con más silencio que otras épocas. no te preocupes, sé que tú y otros como tú siguen por ahí agazapados.
un abrazo.
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