jueves, 2 de octubre de 2014

Dos novedades.


Ahora mismo hay en librerías un par de antologías de poemas donde me he colado, no son dos antologías al uso, dicho sea de paso. La primera es SERIAL, el último proyecto editorial de Ana Santos para El Gaviero, por eso, y porque es un libro con poemas sobre series de TV, me parece algo muy especial. Mi participación consiste en un poema sobre una de mis series favoritas, la británica Black Mirror, pero hay más gente y más series. Recomendado tanto para seriófilos como para adictos a la poesía. El otro libro donde aparecen cinco poemas y un texto teórico (otro más) sobre la influencia de Internet en la poesía contemporánea es EL SALÓN BARNEY, que publica Playa de Ákaba y que coordina José María García Linares, donde estamos también unos cuantos poetas con la red de redes como nexo de unión. Muy interesantes los poemas, pero incluso más aún los textos teóricos de cada uno.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Poemas para la Gran Agonía.

ROMPIENTE, Jorie Graham, Bartleby Ed, 2014, Madrid, 120pp



Jorie Graham (Nueva York, 1950) es una de las poetas más reconocidas e interesantes de la actual poesía estadounidense, como profesora de retórica y oratoria en Harvard la conexión entre el pensamiento y el lenguaje es una de sus grandes preocupaciones, también en sus libros de poemas como La errancia (1997), el único traducido al castellano hasta la fecha, gracias a Julián J. Heffernan y la extinta DVD Ediciones. Su poesía conjuga varias tradiciones americanas aparentemente antitéticas como son el largo poema río de los Whitman o Hart Crane, aquí más que otra cosa un flujo desordenado de conciencia, y la fulguración minimalista y extrañante de Emily Dickinson o Robert Creely, dando como fruto una voz única, que fluye y se rompe por igual. La deriva informe del pensamiento y la precisión afilada del haiku en un mismo texto. Eso suelen ser los libros de Graham. 

Pero en este Rompiente que publica Bartleby Editores (Sea change, en el original) traducido y prologado por el poeta Rubén Martín, esa tectónica verbal se acopla a un paisaje interior y exterior absolutamente traspasado por la urgencia política. Lo que el hombre se hace y lo que el hombre le hace al planeta: la inminencia del desastre ecológico que nos acabará llevando por delante, ve “cómo el futuro adquiere forma/ demasiado rápido”. En ese flujo quebrado y laberíntico de conciencia la experiencia íntima se mezcla con los ciclos naturales y sus fracturas invisibles. Porque mientras somos el mundo sigue siendo, y apenas somos nada sin él: “mis células se estiran, me multiplico en el rostro de/ la tierra, en el fango”. Una pieza del inmenso puzle de la naturaleza. Igual que somos un breve cuerpo en el tiempo breve dentro de una historia larga y poliédrica que se pliega sobre sí misma en cada uno de nosotros, que las cosas y su aire acumulan gestos, derrotas, crímenes. Los poemas de este libro caminan por ahí, desde el tiempo íntimo y roto del recuerdo, al mismo tiempo de la roca o de las ruinas de los hombres que ya pasaron, quizá para constatar que seguimos siendo el mismo animal desesperado y que a pesar de todo la tierra continúa su viaje. “Ruido, sacerdotes, provincias, códigos postales, se enroscan en la hierba”.

Y sobre esas bases se indaga, y se sospecha, acerca de la propia idea de razón humana y civilización. Si acaso somos poco o nada, si somos fragmentos o sólo un disturbio pasajero en los ciclos eternos de la naturaleza. Todo esto se construye desde la misma forma de los poemas, porque Jorie Graham sabe que la forma es un condicionante y un reflejo claro del contenido. Por eso se rompen las palabras o se suturan las frases con guiones (como hiciera Dickinson) que quiebran el discurso al mismo tiempo que lo recomponen.

Rompiente es un libro político, donde se habla de la rutina de la violencia y del expolio ecológico, del reconocimiento de la humanidad como un virus, y se comprende la estrecha vinculación entre el hoy con el mañana y el ayer aquí y en todas partes. Desde la floración del plancton en los mares del norte al bostezo del torturador. Y la certeza de saberse en el momento en el que el virus comienza a ser mortal, en la era de “la Gran Agonía”. Pero, parece querer decirnos, a pesar del hombre, sus guantánamos y su futuro borroso, hay una verdad que se impone, y con la que se acaba terminando el 
libro: “hay sonidos que el planeta siempre hará, incluso si no hay nadie para oírlos”.

En fin, inteligencia y compromiso, como una muestra notable de que es posible, y puede que necesario, un arte radicalmente político y formalmente atrevido: Jorie Graham nos pone delante un espejo, y ese espejo es un laberinto de tiempo, sangre y tierra. El adentro y lo lejano, el rostro exangüe de un futuro que hace tiempo que pide auxilio sin que nadie preste atención.
(reseña aparecida en el Periódico Diagonal de la primera quincena de septiembre de 2014)

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Obituario de Charles Baudelaire.

La revista digital Obituario acaba de sacar su número 17, dedicado esta vez a la figura de Charles Baudelaire. Me pidieron colaborar y escribí este poema que sigue.






Baudelaire abre un animal
como si fuera un fruto, los insectos
entran y salen del tejido roto,
como una música.
Baudelaire hunde su cabeza
y mastica la carne aún caliente.
Ahora es una mancha
de sangre negra que respira,

sólo sus ojos y su boca

delatan que es humano

y que lo humano es sólo eso.













sábado, 26 de julio de 2014

NO TIENE NINGUNA IMPORTANCIA (José Ramón Otero Roko)

Todo lo que
lee, lee,
contra vosotros

Todo. Vuestro diccionario
escribe contra vuestra lengua
contra vuestros ojos

/nada
nunca
nada
termina/

de mirarse, todo se repite
por última ve
z, la palabra nunca escuchada
la palabra que v
es
esta mirada que se encierra sobre todo

todo lo que creo
creo contra vosotros

las letras de las que pensasteis fueron un objeto
a todo a lo que llamáis hecho

con la consistencia justa de las cosas
que se llevan al viento
todo
lo que tuviere algo de fuego o lo que des
arma frágil el sentido, casi todo lo que
le es una sola noche contra la que el tiempo

todo lo que escribe
escribe contra Uno.









[de La falta de lectura, 2011]

sábado, 28 de junio de 2014

un poema de Carlos Oroza

Ni un murmullo ni un ápice ni un atisbo
Solo el silencio -sin embargo el silencio espectante-

Contemplamos ilesos el accidente
Tal vez yo sea el error
El accidente
La estatua
La actividad
Corporativa la moral
En su obviedad lo neutro lo secundario
Los criterios formados en la era del múltiple

Y cuando todo nos falla sólo nos queda la poesía

Iluminada su presencia
Como un río que viniese a besar esta provincia enajenada
Cariñoso salvaje sometido corazón saciado encima de mi sombra
Qué difícil subir a tientas la escalera

Sin embargo la cordura -el estilo-
La austeridad que  goza del favor de la concordia

Preciso en lo inesperado
En los límites la lucidez
Una luz puntual donde nace la corriente -la palabra y el número-
La palabra que canta de la mar el amor que profeso
El tanteo el intento la ola
La madre en cuanto a distancia que nos da el origen

El cinco ha quedado atrás
No obstante las mareas se precipitan
El horizonte ase alarga y nos muestra el ocaso
El universo se convierte en vocales
La ascensión del cópul
Su itinerante -el ave- el alma -los reflejos-
Las simpatías de los opuestos y los embarques
Ellos van donde nosotros ya estuvimos
En el propósito de continuar
No cesaré en el empeño hasta convertir el territorio en mi estatura
Difiero de su parecer
No me gustan los adverbios
Sus adyacentes las estatuas
La impresión moral de su geografía restaurada

Pasa el viento lento
Y sus sombras se deslizan con suave complacencia en la corriente
Unívoca la voz
De encendidos tonos de color las mareas
Las maneras y el modo
La intuición
El estilo -el instinto- la gracia
En el lugar -no en la hora-
En el lugar estaré siempre atento
Pero no dejaré nunca que la forma llegue al fondo para que todo siga igual

El narrador divaga
Y se muestra con cautela ante lo inesperado
Preciso en la contemplación

En el sedal de fiebre hay una escalera blanca
Oscurece
Sube la temperatura y en los altibajos crece el fantasma.









[recogido en Évame, 2013]

viernes, 13 de junio de 2014

LA EBRIEDAD DE HOUDINI (un poema de La flor de la tortura)



El escenario iluminado,

como si un bisturí abriese la penumbra
y nos dejara a solas
con las entrañas de la luz.
Bajo esa llaga está Harry Houdini:

La camisa de fuerza. Eslabón
tras eslabón de la cadena
alrededor del cuerpo. La quietud
del agua en el tonel. Su medianoche.

Desde la grada alguien murmura:
«El escenario es una tumba;
deja que palpe este silencio
y lea con mis dedos
la sombra que nos bebe;

esta será la noche
en que la noche engendre
su propio amanecer.

No dejes de mirar.
Ahora mismo comienza la función.»

La cicatriz descubre
el recorrido de sus hilos,
la violenta sutura
que nos cose
al denso latir de las palabras.

Y sobre el escenario
Harry Houdini,

descomponiéndose en el vientre
de un agujero negro,
tan sólo escucha
el rasgarse del agua al acoger su forma.
Redoble de tambor. El hombro dislocado.
El cuerpo humano descendiendo
sobre su eje
en la mecánica del hielo.

«Esta será la noche
en que la noche dictará
la palabra que nace del escombro,

la que no significa;

está será la noche
que entrará en nosotros
como polvo de vidrio en los pulmones.»

Mientras, Houdini
yace dentro del agua,
con los ojos abiertos a la asfixia.
El público abandona lentamente la sala,
en las calles aguarda la tormenta,
la cristalización.

     Pero dentro
un cadáver sonríe bajo el agua:
en el último instante
decidió no salir, y comprobar
qué era aquello
de lo que estaba huyendo.

«¿Cómo escapar del hombre,
si la Historia es tu rostro
y sus manos modelan
el aire que respiras,
la cuchilla oxidada en tu garganta,
el idioma que dices y te dice?»
Cómo. Y para qué.

Abre tus ojos
a este sueño de agua,

abre tus ojos
para ver cómo sangran
las yemas de los dedos
en la última página del libro,

cuando lo cierres
y sólo permanezca
el ácido silencio de la noche
desdibujando
tus huellas dactilares.

Mientras arde el telón
y la ciudad subasta nuestros cuerpos,
alguien aplaude solo
entre cientos de asientos vacíos:

«Ha sido un buen final.
La quemadura reconstruye
mi cuerpo. El ahogado da sentido
al agua. Las cadenas danzan rotas
en el centro nervioso del incendio.
No quedan párpados
que cerrar, ni palabras que decir.
Solamente mis ojos


                       y el abismo.»

Nada más. Todo lo que escriba
a partir de este verso será inútil.

Pasa la página.






martes, 13 de mayo de 2014

Tinta en mi tweet.

Hace ya algún tiempo Luci Romero me pidió un tuit que pudiera funcionar como microrrelato, ya sabéis que en Internet las distancias genéricas se disuelven y puede aparecer lo que ya llamé literatura 3.0. En ese ámbito se mueve este cuaderno que editó Flechas de Atalanta, plagado de estupendos tuits ilustrados por artistas de diferentes estilos. Tinta en un tweet, se llamó el invento, y había firmas como Miriam Reyes, Carmen Camacho, Juan Manuel Gil o Patricia Esteban Arles en el campo de las letras, o Aitana Carrasco, Adele Donato o Manuel Garrido en el de las imágenes. A mí me tocó compartir espacio con Luis Demano y este es el resultado.