Hace frío entre los árboles y el rigor de los maniquíes. Están fuera de la mirada, detenidos en el amor. Fuera de lo que acusa. Dos policías rusos detenidos en maniquí, en beso de nieve derretida en la boca. Ellos que son el orden y la patria, que de sus plantas brotan raíces que se enredan en el suelo ruso igual que las de los árboles helados. La Rusia eterna. Sabemos que el Gobierno de Vladimir Putin prohibió que esta obra fuera expuesta en el extranjero. Sabemos que las Pussy Riot bailaron su rabia en una iglesia y ahora están en la cárcel. Pero decimos que Rusia, la nieve, el rigor mortis de los maniquíes, están lejos. En 1965 este beso estaba considerado fruto de una enfermedad mental. El diagnóstico: homosexual. Terapia de choque. En España era delito. El amor era un desorden de conciencia, amar era delinquir. Pero Rusia y la enfermedad y el delito están lejos. Pero. La nieve sobre el alféizar de tu ventana.
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