Hay un fantasma oculto en la piedra, la lluvia emborrona el cielo: gotas que se deslizan por el cristal de las gafas. Desde la torre se puede contemplar otra ciudad. Desde ahí la ciudad de las luces es la ciudad penumbra, la ciudad emborronada de sombra. Hay un fantasma que recorre las calles mojadas de París. Algo acelera su ruina y se detiene justo en el umbral del desmoronamiento. Algo parecido a un fantasma, a una sombra, a una verdad astillada. No hay fotos de ese instante. Pensemos que pudo haberlas. Que pudo Brassai, por ejemplo, revelar el corazón mustio de la bruma en el Sena, los brillos de las aceras húmedas, el silencio de cada piedra testigo. Brassai como radiografista. De acuerdo.Tiene Brassai los ojos turbios y París es un fantasma resbalando gota a gota por los cristales de mis gafas. La ciudad no se desmorona, la torre permanece intacta, la ruina sólo es una metáfora de algo que aquí no cabe.
2 comentarios:
NADA QUE AÑADIR, ES ESO UN DESMORONAMIENTO TAN SUTIL COMO IMPRECISO AQUI SÓLO CABRIA EL DEBUSSY DE LA CATEDRAL SUMERGIDA Y AUN ASI, RAUL TENGO MIS DUDAS!OTRO HALLAZGO BRASSAI!ADOLFO
A veces cuando llueve sobre las piedras de París suena música de Debussy, tienes razón.
Publicar un comentario