jueves, 3 de marzo de 2011

SAN JUAN BAUTISTA (Caravaggio)


Muestra las reglas de lo real. El ritmo. El corazón de la luz como un dispositivo entre el ojo y el pincel. Que no baste el relato ni la forma, que no baste siquiera lo que suceda. Se trata de encontrar las reglas que unifican el caos de lo real, descifrarlas, y callarlas para siempre. Caravaggio dice: luz, curva, carne, mito, ebriedad, sonrisa-detonación, sonrisa-fin-del-mundo-aquí. Allí. En estos centímetros de tela manchada. En el corazón de la penumbra: apresar un latido. Aquí no hay religión ni tampoco sagrada tradición del arte, no es la naturaleza representada, ni la idea de la naturaleza, ni el mito, ni la ruina de algo verdadero. Nada. Dijimos nada de forma ni de relato. Decimos Caravaggio encuentra las reglas de lo real y las representa en la mudez de una sonrisa, en la curva de carne que trasgrede la luz, del pie a la mano, de la rodilla al animal. Decimos Caravaggio enmudece tras descubrir su secreto. Las sábanas son rojas y blancas, la luz y el color de otra manera en la piel de otro animal, en la piel del santo. Kepler y su hambre de geometría. Digo Caravaggio representa lo real y vela su visión con los ritmos de una ausencia. Algo más allá de San Juan Bautista, del Barroco, de lo que puede ser contado.

1 comentario:

adolfo dijo...

despues de esto, yo sólo miro.
gracias hermano y maestro. genial
adolfo