domingo, 26 de mayo de 2013

EN LOS REINOS DE LO IRREAL (Jessica Yu) sobre Henry Darger.

Henry Darger es una de las figuras que más me ha fascinado, y desde hace ya mucho tiempo. En su momento escribí esta otra entrada en este blog, donde introducía su historia, su obra y la contradicción o la reflexión que llevaba implícita. Llevo dos años escribiendo un libro, ensayo híbrido, raro, enfermo, en el que Darger protagoniza uno de los capítulos. Es una obsesión que está dando de sí, ya veis. Ahora, gracias a una amiga con la misma fiebre, descubro que ya está en la red la película documental de Jessica Yu In the realm of the unrealm (2004) con buenos subtítulos en castellano. De qué sirve una enfermedad si no es contagiosa. Aquí os la dejo.

En Los Reinos de lo Irreal: El Misterio de Harvey Darger

martes, 14 de mayo de 2013

un poema de Alejandro Céspedes

la contingencia del poema se derrite
bajo el sol de un pensamiento prescriptivo

                                               panta rei en los ojos que flotan
sobre la superficie de la página

                                  el que la luz se refleje en lo metálico
de un tren que sigue su marcha
no significa que quien lo observa también esté viajando

                                           en lo grande no siempre
hay un anden para que embarque lo pequeño
en la palabra río no están todos los ríos
ni siquiera un solo río cabe en ella

                                                               πάντα ρεῖ

nade sabe dónde desemboca
                           el agua que tú decides ahora estar leyendo







[de Topología de una página en blanco, 2012]

jueves, 2 de mayo de 2013

EL RESCATE DE JAVIER EGEA (CONTRA LA PÓLVORA Y EL OLVIDO)

Publiqué este artículo en el periódico Diagonal a raíz de la publicación del volumen II de la Poesía Completa de Javier Egea, libro que presentaremos en Almería el próximo 8 de mayo a las 20h en la Biblioteca Villaespesa (estaremos en la mesa José Andújar Almansa, Juan Pardo Vidal y un servidor). 


El rescate de Javier Egea (contra la pólvora y el olvido)


En 1999 Javier Egea decidió cerrar el siglo XX con un certero disparo de escopeta. Cerrar sus ojos para siempre, tal vez para que muchos acabaran abriendo sus viejos libros de poemas. Fácil erigir sombras románticas en torno al poeta maldito: comunista, alcohólico, suicida, dueño de una obra mutante entre la radicalidad y el compromiso. Y además, como para acrecentar el mito, casi subterráneamente,  se fue extendiendo un incómodo manto de silencio, por las polémicas entre herederos, antiguos  amigos y autonombrados guardianes de su legado. Y mientras, claro, los libros dormidos.
Por suerte hace un par de años cambió el signo del olvido y Bartleby Ed.  pudo rescatar su poesía completa.  Y con ese rescate muchos pudieron descubrir a un autor distinto y necesario. Alguien que evolucionó desde la admiración formal a los clásicos hasta el irracional mundo psicoanalítico o pop de sus últimos libros, pasando por el desarrollo consciente y efectivo de lo que él mismo vino en llamar poesía materialista. Es decir, Marx. O Althusser, o las teorías del profesor Juan Carlos Rodríguez. En verso y a quemarropa, alcanzando cotas de intensidad que ningún otro poeta de aquella Otra Sentimentalidad que ayudó a fundar llegó a rozar, pese a que la vida y el canon los acabara tratando mejor.
Así rescataron, al menos, tres libros fundamentales de la década de los 80, del limbo de la descatalogación: Troppo Mare, Paseo de los Tristes y Raro de Luna. Con versos de esos por los que una obra merece sobrevivir. De esos que nos dan herramientas de supervivencia a sus lectores. Todo más allá del mito, de las gafas redondas y la voz profunda perdiéndose  por los bares de Granada hasta el disparo final.
Pero ahora se completa la imagen, pese al riesgo de emborronarla, con la publicación, también por Bartleby de más de quinientos poemas inéditos. La obra que Egea no quiso que formara parte de su obra. O al menos así fue con el grueso de este nuevo volumen. Una joya pulida para el morbo o la erudición, para el fanático y el historiador. La pieza que faltaba del puzle también. Por eso encontramos de todo aquí. Desde poemas absolutamente deslumbrantes hasta otros de circunstancia amorosa o política. De juegos verbales para reír con los amigos a bocetos que apuntaban al infinito y quedaron a medias. Un laboratorio donde vemos más desnudo que nunca a Javier Egea, con sus obsesiones, luchas y frustraciones. Pero donde inevitablemente también hay mucha y buena poesía. El especialista Jairo García Jaramillo analiza, además, con rigor y minuciosidad los textos y la historia vital subyacente, regalando de paso un nuevo documento indispensable para estudiar la obra de un poeta que quiso vivir la poesía y que la poesía estuviera viva, y que encontró el cauce para su militancia activa por un mundo mejor (según los parámetros marxistas revolucionarios) en una obra poética radicalmente comprometida. Y así quedaron sus poemas, a pesar del ruido de la pólvora y la desmemoria. Ensordeciéndolo todo.

MAÑANA

Cuando caiga tu casa y dejes sus ruinas
y amanezca
y sientas los despojos en el patio
colgando torpemente como heridas de trapo
y te duela la carne
y allí te reconozcas,
sabrás que aquel imperio no era sino muerte
y tomarás tu bolsa de basura, tu parte de miseria
para llevarla siempre contigo y con amor.


(poema inédito de junio de 1981)




(artículo publicado en el Diagonal de la primera quincena de abril de 2013) 

miércoles, 24 de abril de 2013

MEMORIA (microrrelato)

El pasado 23 de abril el periódico La Voz de Almería publicó varios microrrelatos de autores vinculados a la ciudad. Almería debía salir de una manera u otra.  Mis cien palabras para la ocasión fueron esta Memoria que aparece abajo, y mi rincón el monumento a las víctimas almerienses del campo nazi de Mauthausen. Una iniciativa espléndida de dos periodistas que le dan brillo a su medio: Evaristo Martínez y Marta Rodríguez.




MEMORIA







martes, 9 de abril de 2013

COLUMPIO (Nieves Chillón)

El columpio
escapa lejos de la línea azul
del equilibrio.
La tabla con la niña sentada
encadenada al eje
se llama casi volar.

Los pies descalzos
escriben en el aire
las cinco letras de tu nombre.
En el ombligo altura,
un orgasmo de cielo
oscilante y puro.

Encadenada al eje.

No me puedo parar,
no sé cómo soltarme.





[de Rasguños, 2013]

viernes, 29 de marzo de 2013

Poesía, o algo menos.

QUIEN MANDA UNO, Pablo López Carballo, Amargord Ed, Madrid, 2012. 92 pp.



Una nota apresurada, llena de tachones y frases a medio terminar. Y que queme como el fuselaje de un avión recién abatido. Eso sería lo apropiado para hablar de Quien manda uno. O poder dibujar un cómic llamado el artificiero irónico y hablar del arte de la explosión y el recuento de ecos y metralla. Pablo López Carballo (Cacabelos, 1983) manipula el idioma, los idiomas, una vez le ha estallado en las manos. Ese es el plan. Otra vez escribir sobre unas ruinas encontradas. Nos tienen dicho que la poesía es jugar con las palabras y las cosas, con su relación, trazando dinámicas de profundidad o sentido. Escribir el mundo, a riesgo de que te saque los ojos. Crearlo de puro idioma, con el mismo peligro. Quien manda uno dice precariedad, escribe precariedad, porque sabe que no existe arte más al borde de la nada que el de la poesía. Rompe un puzzle, le prende fuego a las piezas y juega con sus restos con toda la fascinación posible. Poemas al borde de sí mismos. Las cosas casi huérfanas de nombres. Un juego, ya sabemos, en el que reconocemos alguna de las reglas: la extrañeza del fragmento o la búsqueda deliberada del palimpsesto, la acumulación babélica de citas e idiomas, el verso tachado, la música disonante. Nos puede recordar a Olvido García Valdés o a Marcos Canteli, por decir algo cercano y reciente. Pero esto es un libro de contrapoesía y un libro también contra los poetas y su oficio grandilocuente y vacío. No hay poesía sin precariedad. Insiste. El mundo: cuando escuchamos / nada tiene nombre (p.19). Y quien quiere contarlo: testaferro de lo que no tiene voz/ dando fe de lo innombrable:/ poeta,/ o algo menos (p.81). Lo dicho.