En Bruselas, un poco a las afueras, junto a un delirante santuario a la virgen de Lourdes (merecería un reportaje ese lugar), en una zona tranquila, horizontal y sencilla. Allí estuvo viviendo el matrimonio Magritte durante un montón de años, el tiempo que fue desde que los parisinos, con Breton a la cabeza, le chulearan para después ignorarle a el tiempo en que los americanos perdieron la chaveta por sus cuadros, y llegó la fama, y el dinero.
Una casa bonita, que se puede visitar, poniéndose, eso sí, unos abstrusos mocasines blancos para subir las escaleras de madera. Allí vemos el lugar donde René pintó la mayoría de sus obras maestras. Tengo una foto junto al caballete y una foto regalada de Man Ray, pero ya sería muy fuerte colgarla aquí. En fin, en la casa hay cositas, recuerdos, cuadrillos, alimento para un fan fatal como yo. Porque yo soy fan del matrimonio, de René por lo evidente y de Georgette... de Georgette llevo toda la vida enamorado.
A Georgette le gustaban mucho los perros, tuvo varios, seguidos, todos del mismo corte y raza. Este que veis en la foto es el último, y no sé por qué coño lo embalsamaron, pero ahí está, como un centinela, sobre la cama donde sus dueños tantas veces hicieran el amor. Pues eso, René, Georgette, el perro, los antiguos egipcios, las alacenas de la memoria a rebosar de polvo y sueños.
Una casa bonita, que se puede visitar, poniéndose, eso sí, unos abstrusos mocasines blancos para subir las escaleras de madera. Allí vemos el lugar donde René pintó la mayoría de sus obras maestras. Tengo una foto junto al caballete y una foto regalada de Man Ray, pero ya sería muy fuerte colgarla aquí. En fin, en la casa hay cositas, recuerdos, cuadrillos, alimento para un fan fatal como yo. Porque yo soy fan del matrimonio, de René por lo evidente y de Georgette... de Georgette llevo toda la vida enamorado.
A Georgette le gustaban mucho los perros, tuvo varios, seguidos, todos del mismo corte y raza. Este que veis en la foto es el último, y no sé por qué coño lo embalsamaron, pero ahí está, como un centinela, sobre la cama donde sus dueños tantas veces hicieran el amor. Pues eso, René, Georgette, el perro, los antiguos egipcios, las alacenas de la memoria a rebosar de polvo y sueños.
PD no me podéis negar que la señora Magritte es una belleza...
6 comentarios:
Ah, qué pequeño país y qué cosas tan buenas ha dado: Audrey Hepburn, Henri Michaux, Chantal Akerman y, más cerca de nosotros, la admirable Chantal Maillard. Muy bella, en efecto, la señora Magritte; como también las mujeres que acabo de mencionar ;)
Sin olvidar a Paul Delvaux, Eddie Merckx, los hemanos Van Eyck o la familia Bruegel. Y si nos ponemos flamencos hasta Jean Claude Van Damme. Qué gente la belga.
Pequeñitos pero grandes, y cómo leen poesía cuando son poetas, Jesús:
http://poesiaenelaire.mypodcast.com/index.html
¡Artillería pesada!
¡Saludos!
Puedes pinchar el enlace; ¡no muerde, Raúl! Salud.
amigo anónimo, he escuchado los poemas de Chantal Maillard y los de Idea Vilariño. Estupendas lecturas de estupendas poetas, ¿vas a colgar más audios de otros autores?
Saludos, Raúl. Ese podcast no es mío, lo cierto es que lo encontré al azar de mis búsquedas... ojalá lo actualicen cada cierto tiempo. Me alegra que te gustara la suavidad de Vilariño y los quiebros y emoción de Chantal. Salud.
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