domingo, 15 de marzo de 2009

CANCIÓN PARA UNA DESPEDIDA (José Antonio Padilla)

Cae la tarde
y decae el volumen de la música
y del sol.
Melodías de ausencia
impregnan el aire,
mientras las horas tienen una voluntad
de ser impuras.

¿Por qué este oscuro fin
más allá de este ahora?
De labio a labio, cae la tarde.





[de Andalucía poesía joven, 2004]




El pasado 6 de marzo fue enterrado en su pueblo, Álora, el poeta malagueño José Antonio Padilla. Tenía 33 años. Un lento e hijodeputa cáncer lo destrozó. Noticias así crean algún tipo de cesura en el aire. Leo su dedicatoria en esa antología compartida, hablaba de poemas y relámpagos. Ahora el poeta es un poema, sí, un relámpago que ilumina la noche glacial en que nos hemos sumido. Descanse en paz

viernes, 13 de marzo de 2009

EL APICULTOR (Richard Avedon)


Richard Avedon comenzó como fotógrafo de moda. Destacó como retratista de celebridades. Jamás nadie mostró la desolada ruina interior de Marilyn Monroe como él. Avedon en el centro del ojo del glamour. Entonces decide viajar al otro mundo, In the American West recoge sus más bellos y profundos retratos, esos EEUU aislados y ovillados sobre sí mismos que no ocupan portadas de Life o Vogue. Los sin nombre, los nadie. Lo real. En eso retoma la tradición barroca de dignificar al vulgo. Hay algo de búsqueda exótica. Algo de clasismo. Puede ser. Pero la mirada del minero no se olvida, el gesto fruncido de la prostituta tampoco. Ni esta fotografía: un apicultor albino desnudo, cubierto de abejas. Sobre el fondo blanco inmaterial que desnuda del todo al ser humano, su soledad marmórea. No hay dónde esconderse. El apicultor nos mira. Mire al objetivo de la cámara, por favor, muy bien, así, esa mirada me gusta, no se mueva. Y dispara. La mirada esculpida. Un cuerpo blanco sobre fondo blanco. Cubierto de abejas. El gesto sereno, neutro, más allá de este mundo. Exactamente esa es la sofrosine de las esculturas griegas. No hay mutación en la imagen parada. Un cuerpo blanco sobre fondo blanco: el sueño carnal del suprematismo invadido por un enjambre. Decenas de abejas, con sus aguijones, con su veneno, con su zumbido indistinto. Hay algo que me dice que precisamente esto es la belleza. La que yo busco.

miércoles, 11 de marzo de 2009

PERSONA E IMPERSONA (José Val del Omar)

Sólo el latido - olvida tu cultura- tira el reloj al agua-
descárgate- sosiégate en el barro- aletea en los brazos de Dios-
gózate en la geometría de la cohesión-
tienes que ir al tiempo que comienza en cero- los ojos se secan-
la fluencia es originada por el desnivel
los intervalos son la geometría del ritmo.
Hay que traspasar las superficies.
En el vacío está el todo.
Arco superior / arco inferior,
sobre la tierra / bajo la tierra,
encarnado / enterrado,
lucha y paz,
persona e impersona.





[de Tientos de erótica celeste]

lunes, 9 de marzo de 2009

MÁSCARAS, NATURALEZA MUERTA III (Emil Nolde)


Llevo unos cuantos días pensando en máscaras. Se podría decir que he regresado a las máscaras siete años después. Estoy trabajando en ello. No, no temáis, no preparo ningún remake de La piel del vigilante. Escribo otra cosa a contrareloj. En su momento dejaré constancia aquí. Pero claro, a estas horas intempestivas pensar en máscaras es acabar llegando a Nolde. Y la máscara de Nolde no es otra cosa que un rostro desnudo. Desnudo de rostro y convencionalismos morales. Análogo a un alarido, a un beso podrido entre los labios. La máscara de Nolde soy yo mismo cuando me quito el maquillaje de cada día. Ser profesor, escritor, amante, hijo, amigo, nadie. Qué cansancio a veces. Y tantas máscaras. Mirad bien este escaparate y elegid la que mejor os venga. En el momento menos esperado esas facciones seducirán a vuestros espejos. En fin, máscaras encadenándonos la piel al aire, dije más o menos una vez. Máscaras insomnes para seguir un día más haciéndonos los dormidos.

viernes, 6 de marzo de 2009

¿quién vigila a los que vigilan a los vigilantes?


Hoy estrenan la película, iré a verla por la tarde. Mis miedos forman una caja, en ella me meto y me escondo. Le haré dos agujeros como a una bolsa de papel-máscara. Y entonces me meteré en el cine. Me estoy prometiendo no enfadarme, ya sé que me van a ofrecer a Silk Spectre como un anuncio de Pantene, que habrá muchos fuegos artificiales y una gran dosis de sacarina. Intentaré sacarle algún jugo al asunto, algo positivo. Dudo que la película esté a la altura del original de Moore. Tampoco mi libro lo estaba, pero al menos no le llamé Watchmen, los poemas. Cada vez que pongo la tele hay un anuncio de la peli. Las portadas de las revistas me chillan desde sus anaqueles. La gente me mira como si un familiar se fuera a casar sin haberme invitado a la boda, yo pienso que hay algo de funeral en la mirada de Dave Gibbons al promocionar su media cosa. Estoy temblando. Me voy a tomar el aire.

miércoles, 4 de marzo de 2009

un poema de Al Berto

nada más se mueve encima del papel
ningún ojo de tinta iridiscente presagia
el destino de este cuerpo

los dedos centellean en el humus de la tierra
y yo
indiferente a la somnolencia de la lengua
oigo el eco del amor hace mucho soterrado

descanso en la cabeza en la luz y todo olvido
en el interior de esta ánfora alucinada


bajo con la lentitud rojiza de las fieras
al nervio donde la boca busca el sur
y los lugares antes habitados
ah mi amigo
tardaste tanto en volver de ese viaje

el mar subió el peldaño de las mañanas añosas
inundó el cuerpo quebrado por el sereno desencanto

así me acostumbré a morir sin ti
con un bolígrafo clavado en el corazón





[de Una existencia de papel, 1985]

lunes, 2 de marzo de 2009

La flor de la tortura en El Cultural (A. Sáenz de Zaitegui)

Se ve que dije que iba a hablar de la presentación madrileña. Con vuestro permiso lo pospongo unos días. Resulta que justo al terminar dicho acto alguien se me acercó para felicitarme por la crítica del Cultural. Yo no tenía ni idea de qué me hablaba. Pero sí, casi un año después de que el libro saliera a la calle un suplemento nacional se descolgaba con una reseña. Buena cosa. Esos suplementos los leen miles de españoles. Motivo para estar contento, pues además es la primera vez que un libro mío aparece en un sitio así. Omito deliberadamente un artículo sobre Watchmen y La piel del vigilante que salió en el Cultura-s de La Vanguardia hace muchos años (lo firmaba un crack como Eloy Fernández Porta). Mi nueva aparición estelar en los grandes medios la firma A. Sáenz de Zaitegui. Y como todo lo que escribe, mi reseña es especial. Aquí la tienen.
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"En el top-ten de los mejores títulos de libros de todos los tiempos, nuestro número 1 es Peter Carey: desde el desafiante My Life as a Fake hasta el roto His Illegal Self, el australiano es rey. Y La flor de la tortura de Raúl Quinto no entrará en la pole. Estudio del dolor como acceso al Enigma Hombre, los poemas de Quinto le arrancan a la historia universal de la muerte su voluptuoso imaginario. El hambre del poeta es voraz: “Sueño siamés” evoca el paganismo melancólico de los Smashing Pumpkins, “Haiku” recurre al terror de lo anómalo según el cine japonés, “Elegía” es el Desastre goyesco que se coló en los Caprichos. Quinto se viste de negro gótico para ser nuestro Virgilio por donde “la hierba crece como un beso/ cercando el mármol, no hay nombres en las lápidas, tan sólo música, extraña melodía vegetal/ que recorre los gestos/ y deshace las líneas de la mano/ tras el primer contacto” (“Necrópolis”). Navegamos por ríos de sangre que antes lo fueron de plata [“Argentina 1978 (Secuencia)”] y viajamos a “Ruanda 1994 (Liturgia)” para asistir a ritos tan cruentos como la realidad africana . Pero nuestro destino es “Armenia 1915 (Memoria)”: “Comprobar/ de qué manera el cuerpo es una máquina/ hecha para el dolor”.
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Nos tememos que Quinto no es sordo a la seductora llamada de Artaud. Y si nos lo tememos es porque La flor de la tortura no es instrumento de catarsis, sino opus rarum de un improbable género poético que podría denominarse lírica gore. A la letra escrita le cuesta ser potro de tormento creíble; a no ser que la firme Bret Easton Ellis. Las artes visuales nos han echado a perder como receptores de pulp fiction. Pero ése (replicará, con razón, el poeta) no es problema suyo, sino nuestro."

A. SÁENZ DE ZAITEGUI