TODO ESTÁ EN TODO, Ernesto
García López, Amargord Ed, Madrid, 2016. 146 pp.
Decía Antonio
Machado que la poesía es palabra en el tiempo, pero hay libros, como este de
Ernesto García López (Madrid, 1973), que demuestran que también puede ser
palabra contra el tiempo, una cuña que paralice el engranaje de lo histórico, y
de lo vivido, y lo coloque frente a un espejo con la distorsión exacta. No es
casual la anécdota de Picasso y el oficial nazi en torno al Guernica que abre
el volumen, el arte también se hace a la contra de la barbarie y del expolio,
también puede ser un arma política, de vida, o al menos de dudas. Así se
construye Todo está en todo, urdiendo
en una misma trama lo colectivo con lo íntimo y la Historia con la memoria,
porque no hay separación posible, y porque además en toda política subyace una
poética, y viceversa. El libro recorre un camino de aprendizajes, así en
plural, a través de la memoria compartida, las derrotas y las renuncias, las
luchas y las preguntas que la vida deja caer a nuestro paso. Todo está en todo
significa también que se hace indistinguible si el autor habla de una
experiencia amorosa o de la poesía, o de la política, porque las tres cosas son
al cabo las tres caras de un mismo prisma imposible y necesario. El amor, en
resumen, como las otras dos, es aquello con (por) lo que escribimos el mundo,
lo que lo transforma y nos transforma en el proceso. Ese todo que está en todo.
El
García López activista no traza fronteras con el poeta, desnuda su
memoria-camino, que también es la de los últimos treinta años de este país, a
través de los poemas y de sus necesarias y contundentes anotaciones. Y son necesarias
no porque haga falta un apoyo para entender el poema sino porque, como decía
Enrique Falcón, la poesía política debe ir anotada, para contextualizar los
hechos, para atarse al mundo que se critica o se pretende transformar. Y contextualizar
también es ser texto con los textos, es ser parte del poema y del sentido. Así
las fechas y sus resonancias son fundamentales para entender el camino, especialmente
1986 con el Referéndum de la OTAN, que amalgamó a una izquierda post-Transición
que ya nació derrotada y que fue diluyéndose ante la voracidad de la revolución
neoliberal, llegando a la despolitización general de finales de siglo, ese “ese
exterminio minucioso de la conciencia” (p.46) contra el que parece rebelarse
este libro. Ese punto de disociación contemporánea (vidas solas y pensamientos
atomizados, lejos de todo aquello que implique lo comunitario), se aprecia
gráficamente en los poemas rotos de la sección Apnea, que reflejan una vida escindida que se cuestiona a sí misma,
pero que al cabo también tienta su propia reconstrucción: “océano/ de
incompletud// y esta inercia/ diaria// hacia el extravío”.
Esa
es la deriva hasta que rompe el 15M, y se erige como nuevo límite y como un pliegue
desde el que pueden partir todos los recomienzos posibles. Ahora ya no es la
crónica de una derrota más sino una vivencia candente que podría darle
respuesta a las viejas preguntas, un repensar(se) todo para construir por fin
algo. Así latía la vida igual que la escritura, asamblea a asamblea (ver los
poemas así titulados): escribiendo, tachando, reescribiendo, sin otra solidez
en el suelo que la que dibujen tus propios pasos cada día.
Hay
en este libro algo de testimonio, y de tributo, generacional y afectivo a ese
momento crucial de nuestra Historia reciente, esa cuña contra el tiempo que lo
acaba desfigurando todo. Ante eso dejar constancia de que “la plaza fue
retomada”(p.94) y de que aquella fue la “hora de mirar a los ojos/
aproximarte”(p.99), que toda revolución, igual que la poesía o que el amor
nunca fue otra cosa que “las respuestas no detenidas/ que se propulsan hacia/
un escribir en el mundo”(p.109). El 15M fue la expresión de un impulso
histórico que se tradujo en viejas/nuevas formas políticas, pero también un
relato de amor colectivo que dio frutos como este libro, que cualquier
estudioso del fenómeno que pretenda ser riguroso tendrá que leer para entender
qué pasó.
(reseña aparecida en el número de mayo de 2016 de la revista Quimera)
1 comentario:
Comparto hermoso poema de Maria Auxiliadora Alvarez https://mariaauxiliadoraalvarez.com/
piedras de reposo
todo lo que quiero decirte hijo Es que atravieses el sufrimiento
Si llegas a su orilla si su orilla te llega Entra en su noche
y déjate hundir
que su sorbo te beba que su espuma te agobie Déjate ir
déjate ir
Todo lo que quiero decirte hijo Es que del otro lado del sufrimiento
Hay otra orilla
encontrarás allí grandes lajas Una de ellas lleva tu forma tallada
con tu antigua huella labrada Donde cabrás exacto y con anchura
no son tumbas hijo son piedras de reposo
con sus pequeños soles grabados y sus rendijas
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