Si después de leerlo sientes sed es que el discurso es fértil; léelo aún, y más: la sed engendra sed. Qué error el del saciado; no conoce la sed de la sed que no acaba.
[de Cuchillo casi flor, 1989]
10 comentarios:
Az
dijo...
Es bonita la metáfora. No creo que se trate de que el saciado no tenga más sed, mas bien, diría que no conoce el placer o la competencia de aquello que sacia la sed
Oigo sonar la vida que nos llama; no te entretengo más, no me entretengas tú; cada uno a su oficio. Vozarrón, que compongas, a la noche nos vemos. Mi música y tus versos: la alegría,(un adiós)a que más.
es una forma de verlo. La sed es el deseo también, el infinito al que nunca se alcanza y que ofrece todas las posibilidades, una puerta abierta que conduce a más puertas abiertas, jamás el final de un trayecto, el camino. Eso es el poema, creo.
Tamara,
esto que me dejas es un regalo, gracias :)
Rubén,
noches como esa se deben repetir, qué combinación cuádruple: comida japonesa, alta poesía, amistad y la ciudad celeste de Valente.
Pero el deseo, ese impulso emocional, nace de las cualias, y estas a su vez de las percepción y de estímulos.
La primera parte del poema es como dices; el deseo de abrir puertas. De hecho, a los niños no hay cosa que le guste más que aprender, y a los adolescentes que los consideren.
Cuando se sacia este deseo, llega la depresión. Otra posición puede ser el autoengaño, de manera que no se admiten nuevos conocimientos y se refuerzan los que se tienen aún siendo erróneos. Esto último, tiene un transfondo biológico.
un acercamiento científico como hexégesis de este poema muy interesante. Absolutamente matérico. Creo que vamos a aprender algunas cosas contigo por aquí. Estamos siempre sedientos.
la ciencia frente a la poesía, aunque en muchos momentos lindan y se entrecruzan.
Stalker,
con este tipo de poemas siempre estamos en feria, que es lo que apetece con el calor. Ya volví a la orilla del mar, no sé si perdido o encontrado. Me daré una vuelta por Marienbad a ver si hay buena temperatura.
10 comentarios:
Es bonita la metáfora. No creo que se trate de que el saciado no tenga más sed, mas bien, diría que no conoce el placer o la competencia de aquello que sacia la sed
Oigo sonar la vida que nos llama;
no te entretengo más, no me entretengas tú;
cada uno a su oficio.
Vozarrón, que compongas, a la noche nos vemos.
Mi música y tus versos: la alegría,(un adiós)a que más.
Qué bueno... y me recuerda a una noche en Almería, con maki-sushi y poemas ;)
Az,
es una forma de verlo. La sed es el deseo también, el infinito al que nunca se alcanza y que ofrece todas las posibilidades, una puerta abierta que conduce a más puertas abiertas, jamás el final de un trayecto, el camino. Eso es el poema, creo.
Tamara,
esto que me dejas es un regalo, gracias :)
Rubén,
noches como esa se deben repetir, qué combinación cuádruple: comida japonesa, alta poesía, amistad y la ciudad celeste de Valente.
abrazos triples.
Pero el deseo, ese impulso emocional, nace de las cualias, y estas a su vez de las percepción y de estímulos.
La primera parte del poema es como dices; el deseo de abrir puertas. De hecho, a los niños no hay cosa que le guste más que aprender, y a los adolescentes que los consideren.
Cuando se sacia este deseo, llega la depresión. Otra posición puede ser el autoengaño, de manera que no se admiten nuevos conocimientos y se refuerzan los que se tienen aún siendo erróneos. Esto último, tiene un transfondo biológico.
Az,
un acercamiento científico como hexégesis de este poema muy interesante. Absolutamente matérico. Creo que vamos a aprender algunas cosas contigo por aquí. Estamos siempre sedientos.
¿Sería ciencia o conocimiento, por ejemplo, saber por qué las plantas no tienen cerebro?
Otro relámpago de Luis Feria que agradezco con el calor, Raúl...
¿Sigues perdido por Madrid?
(En todo caso, tú siempre estás perdido. No sé ya cuándo fue la última vez que me honraste con una visita... :)
salve
Az,
la ciencia frente a la poesía, aunque en muchos momentos lindan y se entrecruzan.
Stalker,
con este tipo de poemas siempre estamos en feria, que es lo que apetece con el calor. Ya volví a la orilla del mar, no sé si perdido o encontrado. Me daré una vuelta por Marienbad a ver si hay buena temperatura.
saludos.
Pues, Raúl... hay alpiste del bueno para un passarinho como tú en Marienbad últimamente...
sólo hay que buscarlo entre las piedras, y engullir, engullir mirando al cielo...
salve
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