Las palabras que no logro inventar son las que me explican. Sonido ahogado bajo las grandes lluvias de mi infancia y ese horror ese estupor entre los follajes de la noche.
El poema es sencillo e impactante, no sé si el impacto viene de la sencillez pero está claro que remueve un agua oscura. ahora vuelvo a leer y veo que la sencillez es solo una apariencia, las palabras que no se logran inventar son el sonido ahogado de la infancia, quizá lo que no se recuerda y por tanto lo que recordamos lo inventamos mediante la palabra, lo apalabramos... Dan para muchas lecturas estos seis versos.
Me ha avisado Eduardo Milán que además de no extender su viaje a Valencia como tenía pensado, tampoco lo hace a Almería. ¿Sabías que estaría por tus tierras? Una pena...
una formulación lo más sencilla posible para infinitos niveles de profundidad significativa, ¿no es eso a lo que aspira (gran parte de) la buena poesía? El origen de esas palabras... de dónde vienen, qué son... seguramente sean diferentes a cada nueva lectura.
Laura,
a menos que el libro se hubiera agotado (cosa que me extrañaría muchísimo) es muy raro que no te lo traigan a la librería, me informaré a ver qué pasa. Y sí, es una lástima que Eduardo no pueda bajar a Almería, habíamos apalabrado una lectura, esperadísima, en el Aula de Poesía. Espero que sea en otra ocasión, tampoco andamos sobrados de visitas de poetas de tal calibre.
parece mentira pero al rato de escribir tu comentario con la noticia de Eduardo, recibí un correo suyo abriendo nuevamente la posibilidad de estar en Valencia el día 5 de Febrero... ojalá.
Bello y eficaz poema que encierra una engañosa sencillez...
Sigues tirando de la antología de seis poetas venezolanos de Galaxia Gutenberg, y con buen tino.
Por cierto, me parece lamentable que los seis poetas escogidos sean varones. Sin duda el antólogo, y la editorial, consideran que en Venezuela no hay poesía digna de mención escrita por mujeres. Me siguen provocando vergüenza ajena estas exclusiones y sectarismos. Muy típico de mentalidades mediocres atentas más a la jerarquía de la testosterona que a los versos. Pronto subiré un poema de una escritora venezolana que haría empalidecer a esos seis consagradísimos varones.
a ver si se confirma la noticia, estaremos antentos.
Stalker,
esa antología tiene mucha miga, sobre todo el señor Sucre, que ha sido uno de los grandes descubrimientos de los últimos meses para este servidor. El criterio falocéntrico de la antología está tan visto en tantas y tantas cosas que sobra cualquier apunte a tu comentario: no es de recibo esa exclusión sistemática de la mujer, cierto, lo cual no invalida que haya un buen puñado de excelentes poemas en ese libro.
Aunque permíteme desconfiar y fruncir el ceño ante expresiones como: "Pronto subiré un poema de una escritora venezolana que haría empalidecer a esos seis consagradísimos varones."
Enrique,
hace poco leí un fragmento delirantemente delicioso sobre la Historia de la bombilla Byron (Pynchon mediante), tu comentario elíptico me lo ha recordado y ha sacado de mí una sonrisa. Estupor/horror mediante.
En este poema funciona uno de los principios fundamentales de lo que es poesía, y ese principio es la relectura, la extensión del poema más allá de la primera lectura, más allá de su apariencia.
Los tres poemas de Sucre que has traído a tu blog me han gustado muchísimo, creo que tendré que intentar hacerme con la antología de poetas venezolanos de la que extraes tan buen material.
Yo quiero que venga Eduardo Milán a Granada… Granada también existe
los niveles de profundidad significativa, que el poema se expanda con las relecturas, no que se comprima. Esa es la poesía interesante, sin duda.
La antología está bastante bien, destacaría además de Sucre a Rafael Cadenas (mucho más conocido) y a Juan Sámchez Peláez, d quien algún día colgaré algo aquí.
12 comentarios:
El poema es sencillo e impactante, no sé si el impacto viene de la sencillez pero está claro que remueve un agua oscura. ahora vuelvo a leer y veo que la sencillez es solo una apariencia, las palabras que no se logran inventar son el sonido ahogado de la infancia, quizá lo que no se recuerda y por tanto lo que recordamos lo inventamos mediante la palabra, lo apalabramos... Dan para muchas lecturas estos seis versos.
un abrazo
Buenísimo el poema, Raúl. Como comenta Rubén hay mucha espesura de sentido bajo esa sencillez casi ósea, desnuda.
Siempre encuentro tesoros en tu blog.
Un abrazo,
Laura.
De la Flor de la Tortura, nanay: no puedo hacerme con él.
Me ha avisado Eduardo Milán que además de no extender su viaje a Valencia como tenía pensado, tampoco lo hace a Almería. ¿Sabías que estaría por tus tierras? Una pena...
rubén,
una formulación lo más sencilla posible para infinitos niveles de profundidad significativa, ¿no es eso a lo que aspira (gran parte de) la buena poesía? El origen de esas palabras... de dónde vienen, qué son... seguramente sean diferentes a cada nueva lectura.
Laura,
a menos que el libro se hubiera agotado (cosa que me extrañaría muchísimo) es muy raro que no te lo traigan a la librería, me informaré a ver qué pasa. Y sí, es una lástima que Eduardo no pueda bajar a Almería, habíamos apalabrado una lectura, esperadísima, en el Aula de Poesía. Espero que sea en otra ocasión, tampoco andamos sobrados de visitas de poetas de tal calibre.
un abrazo doble.
Raúl,
parece mentira pero al rato de escribir tu comentario con la noticia de Eduardo, recibí un correo suyo abriendo nuevamente la posibilidad de estar en Valencia el día 5 de Febrero... ojalá.
Insistiré con el libro en Primado.
Un abrazo
Laura.
Bello y eficaz poema que encierra una engañosa sencillez...
Sigues tirando de la antología de seis poetas venezolanos de Galaxia Gutenberg, y con buen tino.
Por cierto, me parece lamentable que los seis poetas escogidos sean varones. Sin duda el antólogo, y la editorial, consideran que en Venezuela no hay poesía digna de mención escrita por mujeres. Me siguen provocando vergüenza ajena estas exclusiones y sectarismos. Muy típico de mentalidades mediocres atentas más a la jerarquía de la testosterona que a los versos. Pronto subiré un poema de una escritora venezolana que haría empalidecer a esos seis consagradísimos varones.
La ley fálica se impone una vez más.
Ese horror/estupor
es eterno y estomagante hasta la bombilla. Sucre, por fortuna, parece ser consciente.
Laura,
a ver si se confirma la noticia, estaremos antentos.
Stalker,
esa antología tiene mucha miga, sobre todo el señor Sucre, que ha sido uno de los grandes descubrimientos de los últimos meses para este servidor. El criterio falocéntrico de la antología está tan visto en tantas y tantas cosas que sobra cualquier apunte a tu comentario: no es de recibo esa exclusión sistemática de la mujer, cierto, lo cual no invalida que haya un buen puñado de excelentes poemas en ese libro.
Aunque permíteme desconfiar y fruncir el ceño ante expresiones como: "Pronto subiré un poema de una escritora venezolana que haría empalidecer a esos seis consagradísimos varones."
Enrique,
hace poco leí un fragmento delirantemente delicioso sobre la Historia de la bombilla Byron (Pynchon mediante), tu comentario elíptico me lo ha recordado y ha sacado de mí una sonrisa. Estupor/horror mediante.
En este poema funciona uno de los principios fundamentales de lo que es poesía, y ese principio es la relectura, la extensión del poema más allá de la primera lectura, más allá de su apariencia.
Los tres poemas de Sucre que has traído a tu blog me han gustado muchísimo, creo que tendré que intentar hacerme con la antología de poetas venezolanos de la que extraes tan buen material.
Yo quiero que venga Eduardo Milán a Granada… Granada también existe
Un abrazo
ana,
los niveles de profundidad significativa, que el poema se expanda con las relecturas, no que se comprima. Esa es la poesía interesante, sin duda.
La antología está bastante bien, destacaría además de Sucre a Rafael Cadenas (mucho más conocido) y a Juan Sámchez Peláez, d quien algún día colgaré algo aquí.
Si Milán viene a Almería Ana puede venir también.
Los silencios nos explican, cuando tratamos de explicarnos podemos confundir.
no es ninguna tontería eso que dices, Esfera. Bienvenida al interior del vértigo.
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