Habrá que echarle un ojo. Así, plop, sobre el lienzo. Me marcho a por gasolina. Y quien dice Rembrandt dice Degas, o Gregorio Fernández, también, también, que ancha es Castilla, y más ancho es mi estómago tras estos días. Ñam. A seguir devorando lo innombrable. Ea. Ya os contaré. Ustedes sigan meditando, que son fechas propicias.
11 comentarios:
Fechas propicias para pensar, hinchar el estómago y el ego, ahora que todos nos quieren tanto. Luego el 8 de enero vienen las meditaciones, como bálsamo, y lo que es peor: la abstinencia (dibujada como una imagen muy polisémica, todo sea dicho. Feliz Navidad, se suele decir.
feliz navidad, javier, ten cuidado con las abstinencias, de ciertas cosas nunca hay q abstenerse.
de qué cosas dirías tú, raúl, que no hay que abstenerse? a mí se me ocurren varias pero contesta tú primero :)
mucho pienso yo en navidad, porque es una fecha tan señalada que es inevitable acordarse de lo que hiciste las navidades pasadas y las pasadas de las pasadas y etc., entonces acabas enredada en el tiempo, en dónde estás, en lo que ya no sabes qué arde y por qué ardió y ahora te arde la otra mano, y sobre todo algo ajeno mientras vuelves a sentarte en la misma mesa el día de nochebuena con la misma gente y sabes que estamos muriendo todos indefiniblemente muriendo, pero bueno, al menos la comida es buena durante la muerte indefinible -mi señora madre cocina muy bien.
un cuadro precioso, ando meditando estos dias, un poco tristes...
saludos invernales
Ana, mi madre también sabe matarme suavemente con su cocina, ya llevo dos kilos en la talega... y cosas de las que no hay que abstenerse, en mi opinión, claro, de la belleza, nunca, en ninguna de sus variantes: buen arte, buena comida, buen sexo, buena conversación, en fin, que cada uno escoja lo que mejor le venga. ¿coincides?
Luci, un abrazo gigante para que no arrastres ninguna tristeza, sean los días que sean.
Y ya te contaré cositas del bueno de Rembrandt.
No hay que abstenerse de la belleza, cierto, pero a veces la belleza más flamígera, la más tremenda, la que podría minar la propia arquitectura del deseo convencional, prefabricado, al que estamos uncidos, esa la dejamos escapar. ¿Por qué será?
Mi madre también cocina de maravilla. De hecho, fue cocinera en el pasado. Aunque ahora nos separan mil kilómetros y la nochebuena la pasé solo con un gato. Y muy a gusto por cierto.
abrazos
raúl, coincido en lo que dices.
posiblemente lo de la madre que cocina bien debe ser una cualidad universal de todas las madres, al igual que el que te diga que te abrigues que hace frío.
por qué dejamos escapar esa belleza tan poderosa que menciona stalker. supongo que por miedo y porque no sabemos acercarnos y porque nos cuesta saltar por encima de lo convencional en lo que hemos sido educados. espero aprender a saltar sobre lo convencional, y llegar a esa belleza cuando me la vuelva a encontrar -porque es posible que ya la haya dejado pasar sin darme cuenta-, y acabe por fin un día hablando por susurros y medias palabras y un vaso desbordado de agua. y espero que tú también, stalker, puedas saltar por encima de lo convencional. bueno, ojalá todos podamos.
pasar la navidad a solas con el gato, qué bien suena, a ver si me dejan el año que viene a hacerlo....
Sí, Ana, salté sin red, o sobre la red de las convenciones. Lo malo es que al fondo no espera el azul, sino las fauces abiertas de las fieras. Pero siempre sale indemne el levitador y su vértigo...
Esa belleza está ahí, muy cerca. Yo no dejo de poner miguitas de pan que muestran el camino (muchos de los caminos), sin ir más lejos...
abrazos
PD: el gato me ha enseñado a ronronear y ovillarse y pasar de la mezquindad de los hombres en estas fechas (y en cualquier otra).
stalker, más vale gato en mano que ciento y un pájaro vaporoso en la mesa.
Y siguiendo con los dichos manidos y gastados, habrá que decir que los caminos de la belleza son inescrutables, y que cada uno va andando por ellos a su ritmo, a veces en compañía, a veces a tientas en la oscuridad, otras tropezándose con la misma fría piedra, muchas contra corriente, atravesando la estampida o navegando a favor del viento. Pensamos que nuestro camino es el mejor porque está bajo nuestros pies. Lo suyo, como sea, es seguir avanzando.
Un abrazo muy fuerte a todos. Y sí, ese pintor holandés tenía algo.
Bajo nuestros pies no hay nada, Raúl. ¡Suéltate y lo comprobarás!
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