Esta es la nieve bosnia, el contraste del surco con el resplandor blanco. Cerca hay una fábrica de la que mana este arroyo, hacia una pequeña poza: residuos de aluminio. El óxido como una herida que recorre una hoja en blanco. Pero ese no es el texto, ni tampoco ese es el crimen que se quiere narrar. El 14 de julio de 1995 las tropas serbias asesinaron aquí a varios cientos de bosnios musulmanes. Otro río manchaba la nieve entonces. Tal vez el mismo. Quizá esa sangre nunca ha dejado de brotar.sábado, 21 de enero de 2012
una fotografía de Simon Norfolk
Esta es la nieve bosnia, el contraste del surco con el resplandor blanco. Cerca hay una fábrica de la que mana este arroyo, hacia una pequeña poza: residuos de aluminio. El óxido como una herida que recorre una hoja en blanco. Pero ese no es el texto, ni tampoco ese es el crimen que se quiere narrar. El 14 de julio de 1995 las tropas serbias asesinaron aquí a varios cientos de bosnios musulmanes. Otro río manchaba la nieve entonces. Tal vez el mismo. Quizá esa sangre nunca ha dejado de brotar.
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